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Por eso las post-temporadas son tan interesantes. Te das cuenta de que aquellos clubes que incorporan jugadores lo hacen porque son los propios jugadores los que se ofrecen a ese Club, pero que cuando son los jugadores de tu Club los que se van al Club rival, entonces seguramente es porque éste ha utilizado artes oscuras, a saber: jugadores que invitan a otros jugadores, promesas de Campeonatos, becas de cuotas anuales, etc.
En cualquier caso, siempre hay clubes ofendidos... y normalmente lo están todos, porque todos creen tener razón, lo cual hace que se ofendan tanto si la razón se tiene, como si no.
Puede ser, claro, que alguna temporada haya algún Club inocente. Por supuesto. Pero por eso decía en el primer párrafo que se tiene poca memoria: no me sale ahora mismo casi ninguno, de los que se suelen quejar, que se libre de haber llevado a cabo algún proceso de captación más que discutible. Pero claro, como también decía antes: es que ellos tienen razón y los demás clubes lo deben aceptar, pues son los mejores. Poco más.
Yo, particularmente, estoy bastante aburrido de este debate. Tanto que me ha llevado a escribir mis ideas aquí en mi blog, muy infrautilizado de un tiempo a esta parte, pero nunca olvidado.
Hace relativamente poco tuve una reunión de final de temporada con mi grupo de entrenadores... y salió algo relacionado con este tema. Mi opinión es relativamente sencilla: hay que ganar en las comparaciones.
Cuando un jugador va a otro Club por primera vez (siempre se va a probar una primera vez), debe pensar: "Buahhh... Los entrenamientos de mi Colegio son mucho mejores". Y ya está. Para mí, esta es, no la única manera, pero sí la irrenunciable estrategia de promocionar mi Club y a mí mismo: hacer los mejores entrenamientos que yo sea capaz de hacer. Conseguir que el tiempo de compromiso motor de los jugadores sea máximo. Tratar de que mejoren en cada entrenamiento, pero también a medio y a largo plazo. Y después hay un sinfín de variables más, por supuesto, pero la calidad de entrenamiento no puede fallar.
Una de esas variables dirán que es la metodología. Estoy totalmente de acuerdo. Fundamental. Aunque la metodología es un poco ese "cajón de sastre" en el que prácticamente cabe todo. Yo voy a ser más concreto: para mí, incluso más importante que la metodología es la persona. Una buena persona puede mejorar técnica y tácticamente, puede diseñar mejores entrenamientos con el tiempo, puede absorber más y más conocimientos, sentir sensaciones, vivir experiencias... y siempre pondrá el bienestar del jugador por encima de todo lo demás. Es decir, que una buena persona puede llegar a ser un buen entrenador, si no lo es ya. O simplemente mejor. Pero una mala persona... A una mala persona no la salva ni la mejor de las formaciones. Al contrario: quizás sea simplemente echarle gasolina al fuego.
Así que quizás haya que empezar a cambiar los criterios de selección de entrenadores... y no sean tan importantes aquellos que son capaces de transmitir muchísima intensidad a sus equipos preminis, pasando por encima de rivales que no saben botar, ni la formación o habilitación que posean... Quizá algún diploma solamente signifique la baja calidad del profesorado o se traduzca en la inteligencia del malvado. Pero lo que no serán nunca ya lo saben ellos. Puede que ese sea, simplemente, su miedo.
Hace relativamente poco tuve una reunión de final de temporada con mi grupo de entrenadores... y salió algo relacionado con este tema. Mi opinión es relativamente sencilla: hay que ganar en las comparaciones.
Cuando un jugador va a otro Club por primera vez (siempre se va a probar una primera vez), debe pensar: "Buahhh... Los entrenamientos de mi Colegio son mucho mejores". Y ya está. Para mí, esta es, no la única manera, pero sí la irrenunciable estrategia de promocionar mi Club y a mí mismo: hacer los mejores entrenamientos que yo sea capaz de hacer. Conseguir que el tiempo de compromiso motor de los jugadores sea máximo. Tratar de que mejoren en cada entrenamiento, pero también a medio y a largo plazo. Y después hay un sinfín de variables más, por supuesto, pero la calidad de entrenamiento no puede fallar.
Una de esas variables dirán que es la metodología. Estoy totalmente de acuerdo. Fundamental. Aunque la metodología es un poco ese "cajón de sastre" en el que prácticamente cabe todo. Yo voy a ser más concreto: para mí, incluso más importante que la metodología es la persona. Una buena persona puede mejorar técnica y tácticamente, puede diseñar mejores entrenamientos con el tiempo, puede absorber más y más conocimientos, sentir sensaciones, vivir experiencias... y siempre pondrá el bienestar del jugador por encima de todo lo demás. Es decir, que una buena persona puede llegar a ser un buen entrenador, si no lo es ya. O simplemente mejor. Pero una mala persona... A una mala persona no la salva ni la mejor de las formaciones. Al contrario: quizás sea simplemente echarle gasolina al fuego.
Así que quizás haya que empezar a cambiar los criterios de selección de entrenadores... y no sean tan importantes aquellos que son capaces de transmitir muchísima intensidad a sus equipos preminis, pasando por encima de rivales que no saben botar, ni la formación o habilitación que posean... Quizá algún diploma solamente signifique la baja calidad del profesorado o se traduzca en la inteligencia del malvado. Pero lo que no serán nunca ya lo saben ellos. Puede que ese sea, simplemente, su miedo.
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