miércoles, 18 de diciembre de 2013

Un paso atrás para avanzar (I)

En algún momento de la Historia a alguien se le ocurrió afirmar que no había que dar un paso atrás ni para coger impulso. Debía de ser alguien muy orgulloso, o seguramente de los mismos que suelen decirte que no conseguirás algo, que es imposible, porque ellos ni siquiera se atreven a intentarlo. A mí me gusta más esa frase que dice que, cuando estás delante de un precipicio, la única manera de avanzar es dar un paso atrás.

La idea de no dar ese paso subyace en un porcentaje tan alto de la población que cualquier disminución en nuestro rendimiento, en cualquier ámbito, produce casi inevitablemente unas dosis de estrés difícilmente sobrellevable, sobre todo cuando hablamos de niños y adolescentes.  La exigencia es siempre ir a más. Mantenerse en un hipotético nivel incluso está mal visto. Yo no tengo ninguna duda acerca de que, la mayoría de estas veces, nos falta perspectiva.