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viernes, 30 de agosto de 2013

Plan prepartido

Hace poco reflexionaba acerca de que a los entrenadores les suele gustar sentarse a planificar partidos que se suponen serán igualados... incluso a soñar con una planificación perfecta que les  lleve a ganar a un rival, a priori, superior. Sin embargo, decía (y me mantengo en la misma opinión) que la planificación de un partido fácil se da en muchas menos ocasiones y, cuando sí que se lleva a cabo, quizás se haga, siempre desde mi punto de vista, de manera deficiente.

Los entrenadores de formación, de iniciación, de base, de cantera... da igual la terminología, debemos partir de la idea de que somos formadores. Sí, lo somos. El problema es que según nuestra actuación, podemos ser formadores en términos positivos o igualmente en términos negativos. Pero formadores somos siempre, porque con nuestro ejemplo, nuestras palabras, nuestras ideas... iremos conformando en nuestros jugadores el baloncesto que nosotros vemos, y algunas cosas, principalmente la actitud ante determinadas situaciones, son extrapolables completamente a la vida diaria. Formadores o deformadores quizás sea la elección, aunque claro, también entraríamos aquí en un difícil debate en torno a qué es lo que diferencia, objetivamente, a unos y a otros. 

Un plan de partido admite muchas formas de llevarse a cabo. A mí me gusta plantearme varios objetivos, normalmente un par para ataque y un par para defensa. A partir de aquí, desarrollo un plan para conseguir ese objetivo. Voy a poner un ejemplo resumido e insultantemente simple para un equipo de formación:

martes, 19 de marzo de 2013

Aprender o rendir

Profesor dando clase a niños en un aula¿Acaso deberíamos tener que elegir? Resulta duro plantearse la obligatoriedad de elección entre "aprender" o "rendir", pero estaríamos muy alejados de la realidad si no lo hiciéramos porque en muchas ocasiones, por desgracia, es así. ¿Estamos los docentes realmente haciendo todo lo que podemos para que aprendan los alumnos? ¿Es nuestro sistema de evaluación el adecuado para que el alumnado comprenda el objetivo fundamental del sistema de enseñanza: que aprendan? Pero un momento: ¿Nuestro objetivo es que aprendan? ¿Sí? ¿En todos los casos? ¿No es que aprueben?

Si la respuesta a la última pregunta fuera afirmativa, es decir, si el objetivo de los docentes fuera que los alumnos aprobaran y ya está, habríamos conseguido algo muy importante: por primera vez desde hace décadas, la mayoría del profesorado estaría en total sintonía con la práctica totalidad del grupo de padres y, por consiguiente, probablemente también con sus correspondientes hijos e hijas, a menudo herederos de las creencias de sus progenitores, al menos durante sus primeros (¿10? ¿15?) años de vida...

lunes, 24 de diciembre de 2012

Replanificando

CartagenaA falta de una hora para la cena más familiar del año, estoy delante del ordenador en la habitación donde, seguramente, más horas pasé cuando era joven. Físicamente al menos, pues mi cabeza está en otra parte ahora mismo...
 
Le llevo dando vueltas a la evaluación de la planificación anual que confeccioné a principios de año.
 
Cuando comenzamos la temporada, dediqué varias sesiones observando las cosas que eran capaces de hacer las jugadoras, en todos los aspectos. Incluso grabé en video varios entrenamientos y los primeros partidos amistosos.