jueves, 22 de agosto de 2013

Exigencia y proactividad

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Hace poco me contaron cómo un entrenador abroncó a sus jugadores por ganar sólo por 46 puntos

Por lo que entendí, aquel equipo tenía bastante más nivel que el otro y el entrenador comentó que tenían que haber ganado por 70 puntos por lo menos. Qué cosas.

Siendo bien pensados, supongo que el entrenador quería transmitir a los jugadores que les había faltado intensidad, quizá concentración, motivación o cualquier historia parecida... Hay mil posibilidades y no dudo de las "buenas intenciones" del coach. Seguramente los jugadores se verían superiores y no dieron todo lo que tenían dentro. Quizá sí, quién sabe... El que está claro que no lo dio es el que no tuvo la oportunidad (el que se quedó en el banquillo, por ejemplo).

Ahora bien, nos deberíamos preguntar si es correcto que lancemos a la ligera este tipo de frases... Cuando me contaron esta situación, la primera pregunta que me hice fue: ¿con qué intención se transmite esa idea? ¿Entendería el grupo el objetivo de esa frase y lo que quería transmitir? No me hacía falta realizar la pregunta en voz alta: por la expresión, la inquietud, el lenguaje corporal... estaba muy claro que al menos varios jugadores no entendieron correctamente al entrenador. Como digo, siendo bien pensados. Siendo mal pensados igual sí que lo entendieron.

Los entrenadores debemos ser proactivos y anticiparnos siempre a lo que va a pasar. Normalmente, a la mayoría nos encanta sentarnos delante de un escritorio y pensar en aquellos aspectos que serán claves para ganar por la mínima éste o aquel partido. Incluso preparar alguna situación de últimos segundos, por si se diera el caso de un último tiempo muerto "ganador". El entrenador como protagonista total... Sí, encaja en el perfil que estoy pensando ahora mismo.

Lo que no se hace tanto es preparar un partido "fácil"... porque pensar en ganarlo "con la gorra" y después soltar la frase de "teníamos que haber ganado por 70" es de vendehumos soberbios... y además miserables si encima has jugado fuera de casa y el tiempo de compromiso motor de algún jugador ha sido el que estuvo haciendo palmas en el banquillo hasta que vio la realidad: ni ganando por 40 iba a jugar. Igual se lo imaginaba y no aplaudió en ningún momento, quién sabe... eso ya lo desconozco. El ejemplo, no obstante, creo que ha quedado claro. Miserable, sí, tanto o más como aquellos que glorifican esa forma de actuar, la cual se traduce muy fácilmente: falta de respeto absoluto al equipo contrario... e incluso a algunos miembros del propio equipo.

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Esta situación me recuerda otra historia que viví hace tiempo... Una desfachatez intelectual, vaya. Resulta que un equipo infantil muy superior, jugando como local, le cerró el acta (ganar por 50 puntos en infantiles o minibásket, para el que desconozca el reglamento) a un equipo inferior. Además, por aquel tiempo existía la regla de que si el equipo al que le cerraban acta se negaba a seguir jugando, el partido se daba por finalizado. La historia curiosa comienza cuando el cuerpo técnico del equipo superior "decide" no seguir jugando (no le correspondía tal decisión) y el equipo arbitral la da por buena, concluyéndose el partido en el 2º cuarto. Sí, han deducido bien: al menos 2 chavales de los dos equipos se quedaron sin jugar... y visto lo que pasó después, es exactamente lo que pretendían.

Pues bien, resulta que tras la indignada partida del equipo visitante, que habían sido presionados hasta la extenuación aún sin tener nivel siquiera para pasar medio campo y apenas jugaron un cuarto, el equipo local siguió entrenando. Eso sí: ya no entrenaron la presión, sino que se dispusieron a jugar "largo". La rocambolesca historia acaba cuando el cuerpo técnico le preguntó al equipo arbitral si, "ya que estaban ahí, no les importaba pitarles entre ellos". La respuesta fue que sí. Brutal. Como decía una desfachatez intelectual local y arbitral.

Me pregunto yo si hubiera sido muy difícil en aquella ocasión planificar el partido para obligatoriamente jugar algún sistema (de los que entrenaron luego) o simplemente no presionar en todo la cancha. Incluso se podría presionar en todo el campo sin ir a robar cada balón (a no ser que tu objetivo sea cerrar el acta pronto para entrenar sin la molestia del equipo visitante). Hay muchas posibilidades... y ese día parece que no se dio ninguna.

Desde luego, la exigencia debe ir de serie con el entrenador de baloncesto, pero ésta debería basarse en la proactividad y la ética... porque al final no seremos sino el recuerdo de nuestros actos. 

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