jueves, 9 de mayo de 2013

Pseudologos

El mundo de la mitología griega tiene historias que explican casi todo lo que sucede a nuestro alrededor. De eso se trataba. Hoy en día son las ciencias las que encuentran un por qué a la mayoría de las cosas que suceden, pero en la Antigüedad no cabía esta posibilidad para todo.

Una de estas historias son las de los pseudologos, que venían a ser algo así como espíritus o daimones (en realidad como los ángeles y los demonios) que representaban las mentiras y las falsedades. Creo que se trata de una historia mitológica de gran relación con el mundo actual, aunque muchísima gente no la conozca. A buen seguro que el final sí que es conocido por todos...


Resulta que Hefesto, el dios herrero, estaba construyendo a Alethia (la Verdad), personificada en una estatua. El aprendiz de Hefesto era Dolos, un daimon. Hefesto tuvo que salir de la forja y dejó solo a Dolos, el cual estaba deseoso de demostrar su habilidad como herrero a su maestro. Aprovechando que Hefesto se encontraba ausente, replicó su obra con tal maestría, que cuando Hefesto volvió quedó sorprendido con la práctica total similitud entre las dos estatuas. La calidad de la estatua de su discípulo era tal, que decidió introducir ambas en el horno. El problema fue que a Dolos no le había dado tiempo a terminar completamente su obra: los pies de la estatua estaban incompletos. Por eso, cuando las estatuas salieron del horno, Alethia, la Verdad, caminaba con paso firme, mientras que la Mentira lo hacía de forma tambaleante, a la sombra de aquella. 

No es difícil ver la relación con el dicho español: "Las mentiras tienen las patas muy cortas". Efectivamente, hay mentiras que son similares a la verdad, que pueden parecer ciertas prácticamente en su totalidad, que hasta son más fáciles de creer que la propia realidad... pero al final, si no son la Verdad, tropezarán y caerán. Tarde o temprano, pero lo harán. Porque los pies nunca están terminados... 

En el anterior post hablaba sobre las justificaciones... y precisamente la Mentira, con toda su inestabilidad, está muy relacionada con ellas. Además, la encontramos para explicar múltiples situaciones, tanto cuando se tiene éxito como cuando no se tiene. Y aunque se tenga en cuenta, desde la mejor de las intenciones, que se puede haber caído en un error... hay realidades que ofrecen tantas evidencias que uno se pregunta sobre los problemas que pueden subyacer de fondo ante la realización de alguna de estas "estatuas"... en ocasiones a falta de rematar no sólo los pies, sino también las rodillas.

Es por esto que no salgo de mi asombro ante las necesidades que presentamos hoy en día. Comprendo que todo el mundo necesita un halago de vez en cuando... pero si para conseguirlo te basas en una mentira, no te engañes: el halago no se ha producido. Y además los efectos secundarios serán mucho más prolongados que la admiración que lleva a generar ese halago. Por lo menos en mi caso. Por si lees esto y no me conoces, estoy hablando de toda la vida.

1 comentario:

  1. Pues sí, compañero, el mundo a dado muchas vueltas desde entonces pero seguimos cometiendo los mismos errores. Ya en la Politeía se nos diagnosticaban las enfermedades que hoy padecemos. Menudos atenienses!(sí también podemos incluir al "más listo de la clase" Papaloukas)
    Saludos

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