"No me sale"

En categorías de formación, incluso dependiendo de qué equipo senior, suelo poner el acento en la mejora de los fundamentos individuales. Es algo que, para mí, siempre ha sido más importante que el marcador. La razón es bien sencilla: normalmente he entrenado a equipos muy jóvenes, con un futuro tan prometedor como ellos hubieran querido, siempre que no encontrasen limitaciones por parte de nadie... Y así, a bote pronto, he vivido limitaciones por parte de entrenadores, muchas, y de padres, otras tantas.

Es normal que obtengamos respuestas del tipo "Es que no me sale" cuando las jugadoras entrenan algún movimiento nuevo. Son muy pocas las que reproducen un fundamento a la primera. Si esto fuera así, entrenar no tendría ni gracia. Son las jugadoras que tienen menos facilidad para adquirir los gestos las que hacen que nuestras habilidades como entrenadores mejoren, pues nos obligan a exprimir al máximo nuestra capacidad de reflexión, de diseño de tareas, de innovación metodológica y un largo etcétera.

Por esto, cuando una jugadora me comenta que "no le sale", me alegro. Y me alegro porque si entrenara algo que domina, pensaría que estamos perdiendo el tiempo. ¿Acaso entrenamos para hacer lo que ya ejecutan correctamente? ¿Qué sentido tendría esto? Yo siempre les digo que conmigo vienen a aprender cosas nuevas, que para hacer lo que ya saben hacer, no me necesitan.

Está claro que siempre se pueden mejorar las habilidades que ya tienen automatizadas y entrenarlas en situación real, o añadiendo nuevos elementos que percibir para tomar diferentes decisiones según el problema generado, es decir, la aplicación táctica de su fundamento técnico. En cualquier caso, ya me refiero a esto cuando digo que "dominan" ese gesto. Porque dominar un gesto implica tanto el componente técnico, como el táctico. Por eso son pocos los gestos "dominados".

Así pues, comenzar a entrenar algo nuevo siempre nos demanda una serie de reflexiones. Supongo que la mayoría de entrenadores son unos estudiosos de la corrección del gesto, de controlar toda la secuencia de movimientos, los ángulos de las diferentes articulaciones, etc. Una vez que dominan esto (que tienen claro el gesto) probablemente piensen en ejercicios para trabajarlo. Y quizá al final, cuando ya tienen el entrenamiento incluso por escrito, piensan en la presentación del fundamento... O al final del todo: delante de los jugadores, o sea, que improvisan esta presentación.

No soy muy entendido en el tema, pero cuando se habla de márketing se suele decir que hace unos años, existía una necesidad y a partir de ella se creaba un producto que la satisfacía. En los tiempos que corren, parece ser que primero se crea el producto y después la necesidad. Esta segunda opción no me parece ética. Y si la extrapolamos al terreno baloncestístico, no creo que sea la más adecuada.

En baloncesto, especialmente en el trabajo de lo que se ha venido llamando "Técnica individual" (a mí me gusta llamarlo "Fundamentos individuales"), creo que es esencial que las jugadoras vean la aplicación práctica. Yo siempre planifico una serie de fundamentos que las jugadoras deberían dominar a final de año. La presentación de estos fundamentos siempre surge de la necesidad del juego real. Así, el trabajo del dribling proviene de las pérdidas de balón, el de cambios de mano de la necesidad de jugar 1x1 desde bote, el de las salidas por la obligatoriedad de jugar 1x1 con apenas 2 botes cuando se recibe en la línea de 3 puntos, el de las fintas de recepción de la imposibilidad de jugar 1x1 si no se recibe... y así sucesivamente.

Por eso, la primera presentación del fundamento a trabajar es la más difícil. De ella depende que las jugadoras comprendan la importancia del fundamento y sean responsables en su trabajo. Después ya habrá tiempo de descomponer el movimiento, de trabajarlo analítica, sintética o globalmente, que aportemos un tipo de feedback u otro... Esto también tiene que estar claro, pero no comencemos la casa por el tejado. Muchas veces la primera impresión de algo es la que te marca. Y esto no es márketing: cuando hay una necesidad, hay que ofrecer una solución... No vamos a trabajar gestos y después ver cuándo los utilizamos.


Hay que decidir qué necesita la jugadora, pero no para meter más puntos el partido del domingo, sino para que ella sea mejor jugadora. Para que al final de año sepa lo que tiene que saber una jugadora de su categoría, y esto no es, ni más ni menos, que aquello que necesita para seguir creciendo. No queremos crear situaciones para que la jugadora pueda llevar a cabo lo que mejor sabe hacer. Lo que queremos es facilitar situaciones para que la jugadora lleve a cabo lo que no sabe hacer pero que ha entrenado, lo que "no le sale", para que al final le termine saliendo.


Este el valor del entrenamiento. Esta es mi visión de la victoria: la sonrisa de satisfacción por el trabajo bien hecho en la cara de una jugadora. Su consciencia de mejora cuando hace bien poco decía "no me sale".