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lunes, 3 de junio de 2013

Sobre líneas delgadas


La gente suele hablar de una delgada línea para separar una cantidad de cosas increíbles, pero el tema estrella suele ser lo "bueno" de lo "malo"... Y claro, estos dos conceptos se aplican a un sinfín de historias.

Además, suele pasar que te aconsejan no traspasar nunca esa línea, porque en el momento en el que la cruzas una vez, la tendencia es volverlo a hacer a menudo. Aquí me voy a ahorrar ejemplos. 

Estoy de acuerdo en la existencia de esta línea (o líneas), pero en la conducta repetitiva de volver a traspasarla porque sí, no tanto, aunque algo de verdad hay. Me pregunto si esta verdad es universal o una creencia adquirida por la inmersión en determinados contextos en los que nos desenvolvemos.

El problema es que si no se tiene la suficiente moral o fortaleza ética para no traspasarla una vez, parece lógico pensar que podría no tenerse una segunda, es decir, que podemos volver a caer "en la tentación" o simplemente a fallar. También dicen que "la mejor manera de acabar con la tentación es sucumbir a ella"... y quizá esta frase sólo signifique que no hay por qué "fallar" dos veces: con la primera puede que baste. Pero no, lo que se asume es que el que ha caído una vez, caerá más.

Este pensamiento es tan estúpido como pensar que por haber tenido un accidente de coche (siendo culpable), vamos a tener más accidentes cuando volvamos a conducir. Y en esto al menos estaremos de acuerdo en que no tiene por qué ser así. La posibilidad siempre existe, pero haber fallado o errado una vez no trae como consecuencia directa el que estemos destinados a volver a hacerlo. Esto es una falacia como un piano. 

Cada uno debemos andar nuestro camino. Siempre podemos decidir, aunque esas decisiones nos duelan y nos hagan renunciar a cosas que realmente deseamos. Pero si necesitas algo más, si eres de los que valora el camino tanto como el final del mismo... Si eres de los que vive el camino y la meta no tiene sentido si tomas un atajo... O simplemente para ti la meta es precisamente el camino... Entonces mira hacia delante y sé valiente, porque no hay mucha gente como tú: mantente firme. Sigue el camino que te has trazado. Y si alguna vez tropiezas y te caes, levántate otra vez. Y si te desvías, busca una guía en el horizonte, o quizá mucho más cerca, y vuelve a él. Porque lo que de verdad estaría mal sería no volver a tu camino sabiendo que te has salido. Lo que estaría fatal sería ir por el camino de otros, aunque se diera el caso de que fuera el de la mayoría, sabiendo que lo que quieres es ir por el tuyo. Eso sí que sería imperdonable. 

Y no se te olvide dudar de si vas por el camino correcto, pues la duda precisamente es lo que nos hace retomar un rumbo que habíamos perdido, o empezado a perder, sin  apenas darnos cuenta...

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