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martes, 19 de marzo de 2013

Aprender o rendir

Profesor dando clase a niños en un aula¿Acaso deberíamos tener que elegir? Resulta duro plantearse la obligatoriedad de elección entre "aprender" o "rendir", pero estaríamos muy alejados de la realidad si no lo hiciéramos porque en muchas ocasiones, por desgracia, es así. ¿Estamos los docentes realmente haciendo todo lo que podemos para que aprendan los alumnos? ¿Es nuestro sistema de evaluación el adecuado para que el alumnado comprenda el objetivo fundamental del sistema de enseñanza: que aprendan? Pero un momento: ¿Nuestro objetivo es que aprendan? ¿Sí? ¿En todos los casos? ¿No es que aprueben?

Si la respuesta a la última pregunta fuera afirmativa, es decir, si el objetivo de los docentes fuera que los alumnos aprobaran y ya está, habríamos conseguido algo muy importante: por primera vez desde hace décadas, la mayoría del profesorado estaría en total sintonía con la práctica totalidad del grupo de padres y, por consiguiente, probablemente también con sus correspondientes hijos e hijas, a menudo herederos de las creencias de sus progenitores, al menos durante sus primeros (¿10? ¿15?) años de vida...

No hace falta hacer un ejercicio mental demasiado complicado para trasladar el mundo educativo al ámbito del baloncesto. En este caso, la analogía es bien sencilla desde mi punto de vista, pero también es bien sencillo el no compartirla. Y el boletín de notas, para mí con un valor muy discutible como explicaré a continuación, suele ser el marcador.

Examen calificado con un "3"Además, veo un problema bastante importante de concepto. Seguro que un colectivo mayoritario de padres no estarán de acuerdo conmigo y me dirán que lo importante es que los niños aprendan. Además añadirán que los boletines informativos de los respectivos centros de enseñanza sólo tienen importancia porque reflejan lo que han aprendido los alumnos. Seguro que es así, claro. Por eso todo el mundo se preocupa de lo que falta para aprobar, es decir, para al llegar al bendito "5", pero muy pocos sobre aquel que tiene un "8", porque es casi un "sobresaliente". Curioso vocablo, por cierto, para una evaluación que se supone que está regida por un criterio, es decir, que no es normativa. Vamos, para ser más claro: ¿Qué ocurre si toda la clase saca un "9"? Lo lógico es que todos obtuvieran un "sobresaliente", ¿no? Pero entonces, ¿todos sobresalen? Y por curiosidad, ¿de dónde sobresalen? Está claro que de su clase no sobresale nadie... De hecho, ni siquiera se hacen "notar", o sea, que no son "notables"... Como digo, cuando menos curioso la terminología que seguimos empleando, propio de sistemas de enseñanza anclados en el pasado y en la comparación entre "iguales". Para deprimirse.

Pero volviendo al niño del "8", por el que que "no hay que preocuparse", me gustaría que nos detuviéramos un momento a pensar en lo que significa esa calificación: ¿Estamos ante un alumno que domina todos los contenidos al 80% o, por el contrario, ante un alumno que ha adquirido el 80% de los aprendizajes? Entre una opción y otra hay una diferencia significativa.

Como docente, en mi Centro de enseñanza y en mi Club de baloncesto, no estoy dispuesto a consentir que ningún chico o chica se quede sin conocer algo. No puedo convivir con esta idea. Todos los alumnos, todos los jugadores, deben aprender todos y cada uno de los contenidos. El nivel cualitativo con el que lo hagan es otra historia y éste es precisamente mi trabajo: intentar que el nivel sea el mayor posible en cada uno. Obviamente habrá diferencia de niveles dependiendo de muchas variables, pero intentar que cada uno dé lo mejor de sí mismo es nuestro trabajo. Y por cierto: los exámenes no solo pueden ser grupales... Aunque eso es otra historia.

Cómo evaluar esto siempre es muy complicado. Hay que pensar muy bien cómo obtener evidencias que nos llevan a estar seguros de si los objetivos se han cumplido, de que se han aquirido los contenidos pretendidos, etc. No es fácil, pero sobre todo es imposible si no se le dedica el tiempo suficiente para las reflexiones adecuadas.

Una de estas reflexiones debería ser, por ejemplo, qué significado le vamos a dar a la evaluación: si ésta la usaremos para conocer, o simplemente para etiquetar... Si un "sobresaliente" va a ser una satisfacción, como podría ser la clasificación para un Campeonato de Andalucía, o si por el contrario el nivel alcanzado por cada persona va más allá de una calificación normativa... Porque ser mejor que los demás no tiene por qué acercarte a la excelencia ni apartarte de la mediocridad.

Trabajo en equipo donde un compañero se aparta
Y el que alguna vez ha hecho un trabajo de grupo ya sabe lo que pasa con estas cosas: están los que trabajan más y los que trabajan menos, los que sacan buenas notas a costa de los demás, pero no aprenden lo que deberían, y los que cargan con el peso del trabajo, aunque lo hagan a gusto, y prácticamente no dejan que los que "lo van a estropear" participen... Y claro, digo yo que los alumnos no siempre tendrán la culpa...

Así que, mi recomendación es que seamos prudentes en las valoraciones grupales. Quizá lo único que estemos haciendo sea un manifiesto público sobre nuestra incompetencia como evaluadores. Porque hay una gran diferencia entre evaluar el aprendizaje o simplemente el rendimiento, que además dependerá de la concepción que tengamos de cada uno de ellos.

4 comentarios:

  1. Muy de acuerdo, como de costumbre.
    Un saludo, Antonio.

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  2. Los mejores EVALUADORES ,esto del baloncesto base ,somos los padres ...TODOS sabemos mucho mas que el entrenador , sabemos mas que los árbitros , y sabemos mas que todos los directivos del club juntos... EN TEORÍA , porque :
    - Si te pones a arbitrar un pachanga de crios...
    - Si te pones a dirigir un un equipo de escolares...
    - Si te pones a gestionar un modesto club de Pueblo...
    ...Nos daremos cuenta que NO sabemos una mier-- ,así que LO MEJOR es dejar a los que saben
    que se esfuercen y hagan su trabajo , y nosotros a animarles...que eso SÍ que debemos hacerlo bien.
    Desde el CBC 97 de Cartagena ,un abrazo grande Antonio.

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