Últimamente está de actualidad, si es que alguna vez ha dejado de estarlo, el tema de la motivación hacia las actividades profesionales. Vocación o "visión práctica" por llamarlo de alguna manera. Está claro que lo ideal es casar esas dos opciones que, por desgracia, parecen tan desligadas hoy en día. Incluso desde algunos ámbitos se recomienda encarecidamente optar por la segunda... Bueno, vamos a ser serios, desde casi todos los ámbitos se recomienda la segunda. Poderoso caballero es don dinero. Y hoy más que nunca seguramente...
No obstante, siempre surgen voces, llamémosles humanistas o idealistas, que abogan por la vocación por encima de todo... Desde la orientación escolar normalmente se recomienda esto... o al menos se suele recomendar. La mayoría de los manuales al menos lo hacen. Después cada caso concreto ya depende de cada orientador porque, se estudie lo que se estudie, hay personas que precisamente estudian algo porque quieren estudiarlo... pero quizás aprendan poco porque realmente no quieran aprender o piensen que no lo necesitan. O quizás lo que no necesitaban fuera precisamente convertirse en aquello para lo que han estudiado.
También en ocasiones se malinterpreta la vocación por estudiar algo con la vocación por la actividad laboral desarrollada por las personas que tienen esos estudios. Es decir, que quizá no habría que centrarse tanto en si te gusta o no lo que vas a estudiar, sino si verdaderamente se va a querer desempeñar la profesión hacia la cual esos estudios te conducirán. Desde mi punto de vista, esto sería lo más correcto.
Querer hacer algo está bien. La voluntad es probablemente una de las características que más valoro en una persona. Está muy relacionada con el inconformismo. Querer es poder, que dice el aforismo. Totalmente de acuerdo. La voluntad convierte lo imposible en posible... y un montón de frases más. Una búsqueda en Google nos da millones de resultados sobre la voluntad... y si lo combinamos con frases célebres nos da para escribir varios libros... Pero yo no quiero "voluntades". Creo que la voluntad no es infinita y cada vez estoy más seguro de ello.
Muchas veces se ha valorado en exceso la voluntad o el sacrificio, algo que yo mismo hago. Quizá incluso hasta te puedas sentir orgulloso si alguna vez te identifican como una persona con estas cualidades. No muchas, pero sí alguna vez me ha pasado. Hoy me doy cuenta de que en la mayoría de situaciones los engañé a todos. Yo casi nunca he querido hacer nada. Mi voluntad no ha sido demasiado firme en la mayoría de ocasiones. Jamás he perseguido mis sueños, ni aún lo hago, porque tuviera una voluntad inagotable. Tampoco es por ser inconformista. No es por quererlo o desearlo por encima de todo. La explicación es bien sencilla: es porque lo necesito.
Necesito saber la explicación de la mayoría de cosas. Necesito saber dónde están mis límites. Necesito dar el 100% para estar seguro de que no ha dependido de mí el obtener mejores resultados. Necesito dedicar más tiempo a mi trabajo, siempre más, para estar seguro de que hago todo lo que puedo. Necesito mejorar profesionalmente porque necesito ser lo mejor que pueda llegar a ser. Necesito conocer. Necesito dudar de lo que conozco. Necesito sentirme exhausto cuando me vuelco en algo. Necesito volcarme en esas cosas. Necesito acostarme con la sensación de que el día ha sido productivo. Necesito mejorar mañana lo realizado hoy... Necesito que no me sobre el tiempo porque me quedo con la sensación de que podría haber hecho algo más...
Parece agotador, sí... pero sólo para alguien que quiere hacer todo esto... Sin embargo, no lo es tanto para alguien que lo necesita.
Por eso hay una gran diferencia entre querer dar lo mejor de uno mismo, ya sea en una silla delante de un libro o en una pista de baloncesto, o necesitar hacerlo.
Por eso hay una gran diferencia entre querer dar lo mejor de uno mismo, ya sea en una silla delante de un libro o en una pista de baloncesto, o necesitar hacerlo.
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