De Educación Fisica y ordenadores...

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Parece difícil adivinar qué le deparará el futuro a la Educación Física. Podríamos aventurar que no será muy halagüeño dados los datos de los que disponemos. 

Haciendo un análisis reduccionista, lo que yo veo es lo siguiente: A pesar de que la Educación Física podría contribuir al mayor elemento de consumo de la sociedad (deporte-espectáculo) dado que una buena educación motriz de base coadyuvaría al aumento y detección de talentos deportivos; o bien que aún sabiendo que los índices de obesidad infantil nos sugieren alarmantemente la conveniencia de incluir más tiempo de actividad física en las escuelas (y el mínimo en Primaria ya está en apenas 90 minutos semanales); o conociendo el considerable ahorro en los servicios de salud que supondría un estilo de vida activo; o cómo las evidencias acerca de que el ejercicio físico favorece el desarrollo cognitivo inundan las publicaciones científicas de alto impacto… ¿cómo es posible que la Educación Física, si no ya como un elemento esencial per se, no esté totalmente asentada y promovida con un fin, al menos, utilitarista?

Resulta complicado hacerse a la idea, pero me temo que la situación no mejorará en el futuro. Muchos profesionales, de hecho, vemos cómo para hacernos un hueco en el panorama laboral, debemos ejercer la docencia del área en una lengua extranjera y, por si no fuera suficiente, entramos de lleno en un panorama plurilingüe en el que dentro de muy poco quizás haga falta dominar dos lenguas no maternas.

Por desgracia, aquí no acaba la historia. Existe también en la actualidad una corriente que llama la atención sobre un elemento de la alfabetización quizás descuidado en nuestro alumnado: la Programación. Ya se está planteando la necesidad de incluir en los curricula no sólo aspectos relacionados con el lenguaje de los ordenadores, sino todo un área al respecto. Y probablemente esta última corriente esté cerca de imponerse. Ahora bien, faltará ver de qué manera lo hará y cómo nos adaptaremos al respecto. Incluso recientemente nos ha llegado la noticia de que Suecia incluirá los eSports (videojuegos deportivos) en la Educación Secundaria, como materia optativa.

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Este verano, además, hemos visto cómo han terminado de consolidarse los campamentos tecnológicos. Incluso muchos medios de comunicación se han hecho eco de cómo algunos de estos ‘Summer Camps’, donde niños de apenas 6 años se inician en el mundo de la programación, sustituyen a la natación o a las tradicionales palas… Así que el “peligro” para el área, y sobre todo para la actividad física y la salud, está ahí… ¿qué podemos hacer?

En los últimos tiempos la Educación Física se ha relacionado extraordinariamente bien con las Tecnologías de la Información… pero sobre todo en lo que se refiere a la gestión y a la promoción. La planificación del área y la proliferación de software específico al respecto, así como el crecimiento masivo de blogs y sitios web, tanto creados por profesores como por alumnos, dan una idea de esta relación positiva. Ahora bien, ¿es suficiente? 

Por regla general, el profesorado de Educación Física ha sido muy ágil, y aquí no me refiero solamente al plano motriz. Hemos buceado en propuestas deportivas disponiendo de recursos limitados. Hemos hecho del reciclaje y la reutilización de objetos cotidianos un arte para practicar deporte. Trabajamos la relación con la Naturaleza y su respeto como ninguna otra área ha sabido hacerlo. Hemos hecho de la educación emocional, el compañerismo, el trabajo en equipo, el esfuerzo, la solidaridad y la empatía objetivos educativos prácticamente propios por la condescendencia con la que han sido mirados por muchas otras materias. Hemos estado a la vanguardia de la promoción de una alimentación saludable, muy por encima de otras Ciencias donde se mirara esto de soslayo… O controlando que el alumnado que estudiaba anatomía aplicara esos conocimientos a sus hábitos posturales, tanto en reposo como en movimiento. Hemos enseñado a nuestros jóvenes a calcular su gasto calórico, a planificar su actividad física, a aplicar muchos conocimientos matemáticos o físicos cuya utilidad ni se habían planteado… Así pues, ¿por qué no vamos a estar también a la vanguardia en el mundo de las Tecnologías de la Información?

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Yo soy de la opinión de que el Movimiento es la verdadera Educación Física, como pensaba P. J. Arnold. Es el objetivo intrínseco del área, pero debemos afrontar que la sociedad nos demanda algo más y acoger el reto con valentía y seguridad. Sobre todo a nosotros, nos van los retos. Por ello, el despegue de la Programación como área nos ofrece un problema que podemos transformar en una oportunidad. 

Y aquí, seguramente, es donde estamos en ventaja con muchos de nuestros compañeros docentes, pero ojo: por poco tiempo, porque las metodologías, por suerte, están cambiando. La mayoría de nosotros estamos acostumbrados a trabajar en equipo; y los que no lo estamos, sabemos cómo hacerlo. Nuestro contacto con la actividad física y el deporte nos ha moldeado para ello. Es el trabajo cooperativo con el profesorado, que podemos promover e incluso liderar, lo que nos puede hacer valedores de una gran confianza.

El diseño de programas sencillos que nos permitan registrar datos (frecuencias cardíacas, volúmenes de trabajo, distancias…) o de hojas estadísticas para seguir las variables que se produzcan en una determinada competición deportiva. La creación de websites donde se explique en clave periodística lo acontecido en una determinada competición o donde se publiquen ciertos ensayos encomendados al alumnado. La posibilidad de hacer todo esto en varios idiomas. La promoción de las experiencias escolares a través de nuestros alumnos en roles de “Comunity Managers”. La creación de aplicaciones móviles… Son solamente varias propuestas para un trabajo coordinativo entre la Educación Física y áreas como Matemáticas, las asignaturas lingüísticas y las propias de Informática, Cultura Digital u otras similares. Y todo ello en base a unos contenidos escolares y educativos que llamarán la atención a un alumnado cada vez más alfabetizado digitalmente y que demanda un aprendizaje interrelacionado que, quizás si promovemos desde nuestra área, podremos liderar y así demostrar, una vez más, nuestra valía. ¿Veremos un problema… o una oportunidad?