Fuga de talento

Pues se acabó. Oro para la selección española U18 en el Europeo de Eslovenia y todos contentos... Un momento, ¿todos?

Resulta que se me ocurren, al menos, dos razones para que no haya gente contenta... pero también tengo unas cuantas explicaciones. Así que ejerceré de fiscal, pero también de abogado del diablo ya que estamos... 

Para empezar, la selección española ha jugado, por momentos, de pena. Un ataque con demasiadas individualidades, poca claridad de ideas y que, en ocasiones, simplemente era un desastre absoluto. Algunas jugadoras clave no han tenido una gran actitud y, cuando la ha habido, tampoco es que hayan hecho gala de un gran acierto. Se han ganado tres partidos en la prórroga que bien podrían haberse perdido, así que han sido oro porque Víctor Lapeña no es que tenga suerte, sino lo siguiente...

Claro, claro... aunque bueno... pensándolo bien, hasta 5 jugadoras, las que más minutos han disputado (Ángela Salvadores, María Conde, Iho López, Laia Raventós y Maite Cazorla...), venían de disputar el Mundial U19 y eso tiene que influir algo, digo yo... Sobrecarga física y psicológica supongo. Es posible. Bueno, entonces voy a empezar a perdonar algunos porcentajes de acierto y desconexiones actitudinales (pero de esto último menos, ¿eh?). Y en cuanto a la fluidez del juego... Bueno, había 5 jugadoras con las que no se podía entrenar mientras estaban en el Mundial... Así que igual eso también haya podido influir...

Por otra parte, prácticamente se ha jugado con 6 o 7 jugadoras. No más. En la final sin el prácticamente. Hasta 5 jugadoras no pisaron la cancha. ¿Es esta la formación que queremos? Pues sí, parece que sí, al menos. A la Federación, por lo que yo veo, le importa tener un oro. Lo que se cuentan son las medallas al final del periodo estival (y casi siempre, por una excepcionalidad matemática, cada verano suele ser el mejor de la historia, ya sea en medallas de oro, o en medallas totales, o en mvps, o en vete a saber qué...). En esa contabilización no vienen los minutos de media de las jugadoras o qué jugadoras no jugaron la final. Además, hay tres o cuatro proyectos muy serios para la selección absoluta y unos cuantos más para Liga Femenina... 

Un momento, perdón, que me lío. Quizás no para la Liga Femenina. No, realmente no... Al menos a corto o medio plazo. Resulta que Ángela Salvadores hace ya un año que fichó por Duke... y que María Conde se va a Florida, donde va a tener de compañera de equipo a una tal Leticia Romero, mvp del pasado Mundial U20 y ya habitual con la selección absoluta. Entonces... ¿qué? ¿Dos jugadoras de la generación del 97 que se van? Pues no. Son tres. Laia Raventós, que junto a Ángela se encargó de reventar el tercer cuarto de la final, también se irá a Charlotte. Tres campeonas de Europa que se van a formarse académicamente y a crecer baloncestísticamente a los Estados Unidos. Porque allí resulta que pueden hacerlo. Las tratan como merecen ser tratadas las mejores baloncestistas de Europa, simplemente porque lo son. Sus clases y sus entrenamientos están coordinadas. Son un bien preciado para la Universidad y su repercusión social es alta. Y con un poco de suerte, terminarán la carrera allí, habrán crecido jugando contra rivales al menos físicamente superiores y volverán a Europa con un buen contrato y una titulación universitaria, amén de la experiencia personal y las habilidades lingüísticas. ¿Les podemos ofrecer algo parecido aquí?

Pues la respuesta es que no... y esto no tiene pinta de cambiar. Lo cual no tiene por qué ser malo o todo lo contrario. Vamos a ser positivos... ¿cuánta gente vive, o simplemente es feliz, con la actual estructura montada en torno a los clubes? O mejor (o peor)... ¿cuánta gente vive espectacularmente bien con la actual estructura federativa? Pues sí, mucha. Pero mucha, mucha, ¿eh? No vayamos a pensar ahora que son dos gatos... Así que, como la mayoría está contenta, quizás el modelo actual sea el mejor que podemos tener...

Lo que pasa es que yo soy de los que piensan que lo que está bien, está bien... aunque no lo haga nadie. Y lo que está mal, está mal... aunque lo haga todo el mundo. Así que no seré hipócrita... y lloraré de envidia ante el sistema americano y nuestra fuga de talentos... Al fin y al cabo, siempre podremos disfrutar de ellas en verano...

Termino con un video de las tres killers que emprenden la emocionante aventura americana. Para el resto de aficionados, lo emocionante fue verlas jugar la final... y a las pruebas me remito. Espectacular.