Carlos lleva toda la semana entrenando muy en serio. No es que normalmente no se esfuerce al máximo en los entrenamientos, pero es que precisamente esta semana es especial. Además, ahora que ya se ha hecho pública la convocatoria para el Campeonato Internacional de Navidad, tiene que demostrar su liderazgo delante de los demás compañeros. Sin duda, dar ejemplo ante los compañeros que no han sido convocados justificará su jerarquía dentro del equipo.
Carlos sueña con ser el máximo goleador del torneo y llegar a la final. Lleva dos años pensando en lo mismo, desde que iba a 4º de Primaria, pero cuanto más cerca está de Navidad, más ansioso se siente. A sus padres incluso no les ha importado que suspendiera un examen de Matemáticas esta semana, ya que está entrenando mucho. "Quizás no le hagan falta las Matemáticas en el futuro, Marisa" -le escuchó decir Carlos a su padre hablando con su madre -"Habrá muchos ojeadores en el torneo... es una oportunidad muy importante".
A las horas de entrenamiento con su equipo, hay que sumar los entrenamientos adicionales con su padre en el campo de detrás de su casa. Sobre todo regates y lanzamientos a puerta. "¡Estás que te sales Carlos! Vas a hacer un Campeonato espectacular, ¡ya verás!".
Una vez en el Campeonato todo va sobre ruedas para el equipo de Carlos. Le han ganado a todos los rivales hasta llegar a las semifinales... pero Carlos no ha estado del todo fino. Primero, físicamente no se encontraba todo lo bien que esperaba encontrarse después de tantos entrenamientos y después... no lo sabía con seguridad, pero sentía que tenía que hacer muchas cosas que no le estaban saliendo.
EL PARTIDO
Empate a 0 en el descanso y el entrenador que intenta arengar a sus muchachos delante de las cámaras de la televisión nacional que cubre el partido de estos chicos de 11 años. En especial, el entrenador se dirige a su mejor jugador:
- Carlos, ¿qué te pasa? ¡El partido está para ti! ¡Tienes que aparecer, que no has aparecido en todo el Campeonato!
EL MOMENTO DECISIVO (versión A)
Llegamos al último minuto de partido y Carlos sin aparecer aún... pero a falta de treinta segundos para el final, un robo de un compañero, un balón largo que pelea Carlos y finalmente logra chutar y marcar gol. Apoteosis. El árbitro pita el final nada más sacar el rival desde el centro del campo. Todos van a abrazar a Carlos. El héroe.
El padre de Carlos tenía razón en los ojeadores, pero se queda corto en la repercusión mediática. Con entrevista incluida a Carlos al final del partido por parte de esa cadena televisiva que emitió la charla del entrenador durante el descanso:
-Carlos, enhorabuena. Tu entrenador te decía en el descanso que no habías aparecido, pero al final lo has hecho y de qué manera, ¿eh?
-Sí, sí... necesitaba que me dieran un poco de caña...
EL MOMENTO DECISIVO (versión B)
El partido acaba y al final los penaltis decantan la suerte del lado del equipo rival. Carlos está destrozado... Su entrenador se lo dijo claramente: "No has aparecido en todo el Campeonato". Carlos piensa: "Ha sido culpa mía". Todos miran a Carlos. También creen algo parecido, aunque no son tan duros como él mismo. Incluso saben que su entrenador lo está comentando. "Si Carlos hubiera estado bien..." le han llegado a escuchar decir...
En las gradas, su padre busca explicaciones. "Con lo que hemos entrenado y no hemos estado finos", comenta. La primera persona del plural suele aparecer en estas ocasiones... o en este perfil de padres. Sólo a veces llegan a plantearse que el niño pudiera estar sobrecargado: física y, sobre todo, psicológicamente.
Unos meses después, Carlos cada vez tiene menos interés por ir a entrenar. De hecho, ha perdido interés en casi todo. Incluso sus notas en el Colegio, que antes no estaban nada mal, han empezado a demostrar esa pérdida de interés general. Ya se plantea no seguir jugando el año siguiente. A ver qué sucede.
CONCLUSIONES
Normalmente, los pequeños detalles marcan la diferencia en la carrera deportiva de un niño. Los entrenadores deben saber que tienen en sus manos, en sus decisiones, en sus acciones y en sus palabras, la vida deportiva de niños... y los padres de éstos comparten esta responsabilidad. Lo más importante son ellos. Si entrenadores y padres no educan, de la mano, jugaremos a la ruleta rusa entre las dos versiones anteriores. No siempre es blanco o negro, pero a ciertos niveles de exigencia sí que lo es.
Quizá merezca la pena retrasar esta exigencia o manejarla de otra manera. Hay una amplia gama de grises entre el éxito y el más absoluto de los fracasos. Los niños (y los padres, y los entrenadores) tienen derecho a fallar. Pero este derecho a fallar, sobre todo a los más pequeños, a veces hay que recordárselo. Solamente son eso: niños. Y se puede recordar este derecho diciéndoselo... o puede que simplemente baste con no machacarlos.
En las gradas, su padre busca explicaciones. "Con lo que hemos entrenado y no hemos estado finos", comenta. La primera persona del plural suele aparecer en estas ocasiones... o en este perfil de padres. Sólo a veces llegan a plantearse que el niño pudiera estar sobrecargado: física y, sobre todo, psicológicamente.
Unos meses después, Carlos cada vez tiene menos interés por ir a entrenar. De hecho, ha perdido interés en casi todo. Incluso sus notas en el Colegio, que antes no estaban nada mal, han empezado a demostrar esa pérdida de interés general. Ya se plantea no seguir jugando el año siguiente. A ver qué sucede.
CONCLUSIONES
Normalmente, los pequeños detalles marcan la diferencia en la carrera deportiva de un niño. Los entrenadores deben saber que tienen en sus manos, en sus decisiones, en sus acciones y en sus palabras, la vida deportiva de niños... y los padres de éstos comparten esta responsabilidad. Lo más importante son ellos. Si entrenadores y padres no educan, de la mano, jugaremos a la ruleta rusa entre las dos versiones anteriores. No siempre es blanco o negro, pero a ciertos niveles de exigencia sí que lo es.
Quizá merezca la pena retrasar esta exigencia o manejarla de otra manera. Hay una amplia gama de grises entre el éxito y el más absoluto de los fracasos. Los niños (y los padres, y los entrenadores) tienen derecho a fallar. Pero este derecho a fallar, sobre todo a los más pequeños, a veces hay que recordárselo. Solamente son eso: niños. Y se puede recordar este derecho diciéndoselo... o puede que simplemente baste con no machacarlos.
El tema de la comunicación con los niños es fundamental, creo que a veces no se tiene en cuenta el que, como y donde se dice. Y aunque tu ejemplo esta ambientado en un nivel competitivo alto es algo que tambien ocurre, y por desgracia, en los niveles mas bajos.
ResponderEliminarMuchas veces no somos conscientes de toda la influencia que tienen nuestras palabras en los habitos y actitudes de nuestros jugadores mas pequeños. Crear buenos hàbitos y una sana actitud hacia el deporte es fudamental desde el inicio del jugador, quitar malos habitos o hacer que un niño reupere la ilusion por jugar despues de un suceso traumatico cuesta mucho.
Por eso en mis equipos, sobretodo en benjamines cuando tienen su primer contacto en el mundo del deporte me centro mas en estos aspectos que en otra cosa. Los buenos habitos, la disciplina necesaria para estar en un equipo, la actitud correcta para progresar divirtiendose, la nula importancia del marcador para valorar si se ha hecho o no un buen partido...
Y en todo esto la comunicacion del entrenador es fundamental. Lo "que" se dice, con las palabras adecuadas a su nivel; "como" se dice, evitar decir tacos y levantar la voz, hablarle de forma que asimile naturalmente lo que le dices y no por imposicion; y "donde" se dice, tratar de no corregir algun comportamiento o hacer un comentario negativo sobre un jugador delante de todo el grupo.
Nuestra mision es que tengan una larga trayectoria como deportistas y por cada jugador que no siga al año que viene (da igual si es por cambio de deporte como si por abandono de la practica deportiva) hay que hacer autocritica para saber si has hecho algo mal con el. O en el que caso de llegar a la conclusion de que no hayas actuado incorrectamente pues debes pensar en lo que no has hecho y deberias haber hecho para que ese jugador siguiera jugando. Asi cada vez seremos un poco mejores.
Pues creo que nada más que añadir. Me alegro de que el baloncesto cuento con gente como tú.
EliminarGracias por comentar y un abrazo.