El marcador (volumen I)

Si nos fijamos en diversas modalidades deportivas, encontraremos que el marcador es muy diferente en muchas de ellas. Sólo hay que echar un vistazo a los deportes que nos rodean para darnos cuenta de que, en la mayoría, los goals (objetivos) se cuentan acumulativamente, ya sea de uno en uno, de dos en dos o, en ocasiones, en agrupaciones de más tantos (como en rugbi, donde un ensayo vale 5 puntos). Al final del partido, el que ha conseguido más, gana. No hay discusión posible.

Pero esto no siempre es así. También existen deportes de índole internacional, con millones y millones de practicantes, en los cuales no siempre el que mete más puntos es el que termina ganando. Increíble, ¿no? Pues no es tan extraño.

Por ejemplo, en prácticamente todos los deportes de raqueta, la contabilización de tantos se lleva a cabo mediante sets. El ejemplo por antonomasia es el tenis, que es para mí el más espectacular desde el punto de vista del marcador. ¿Por qué? Pues simplemente porque un jugador que, en un partido a tres sets, va perdiendo 6-0 y 5-0, todavía tiene la posibilidad de ganar el encuentro. Difícil, claro... pero no es imposible. ¿Nos imaginamos ir perdiendo por 50 puntos en baloncesto y tener la posibilidad de ganar? Es complicado de imaginar incluso aunque este resultado se dé en la primera parte. Además, en tenis no solamente los goals se contabilizan por sets, sino que se hace por juegos y estos juegos se agrupan en sets. Lo subrayo para poner más énfasis, si cabe, en la importancia relativa de la acumulación de puntos.

Otro ejemplo muy extendido por todo el mundo, esta vez no de raqueta, también utiliza un marcador muy diferente al simplemente acumulativo. Me estoy refiriendo al voleibol. En él, a través de los puntos se obtienen directamente sets y se puede dar el caso, de nuevo, de que un equipo que ha anotado más puntos en total termine perdiendo el partido. 

Haciendo una pequeña analogía con nuestro sistema educativo, quizás un poco forzada, creo que nuestra cultura evaluativa es sencillamente acumulativa. Quiero decir con ello que el alumno que no "acumula" calificaciones continuamente no puede "aprobar"... contemplando difícilmente aquellos casos que demostraban desconocimiento en octubre, pero sí que lo hacen en marzo (ya pasó el momento de la evaluación y con ello el "cuándo" debían demostrar sus conocimientos: mala suerte). O la todavía extendida práctica de hacer una "recuperación" (casi me da una reacción alérgica utilizar este término) y ponerle un "sufi" si recupera, aunque demuestre conocimientos sobresalientes. Porque claro, es una recuperación y no es lo mismo que haber sacado buena nota a la primera. Además, el remate: sería injusto para los demás (cuando escucho esto me paso horas imaginando cuál es la injusticia que hay en que alguien que no sabía termine sabiendo). Desde luego, al menos en el mundo educativo, algo tiene que cambiar para empezar a utilizar la evaluación simplemente para informar al alumno de lo que sabe y no sabe hacer (e informar a sus familias si son menores de edad); así como guiar la práctica docente. Que la calificación es comprobar si el alumno acaba el curso sabiendo y eso no tiene nada que ver con la evaluación continua. Evaluar para conocer, examinar para excluir. Qué desastre que todavía se confunda una cosa con otra.

En baloncesto, la tradición nos lleva a la acumulación cuantitativa desde el primer segundo. Es fácil imaginar una diferencia insalvable en el último periodo. Son los famosos "minutos de la basura", aplicados aquí al equipo que va perdiendo (aunque también existen en el que va ganando). Normalmente minutos que sirven para muy poco. Y se dan en todos los deportes acumulativos y, por lo que parece, también en educación. 

Yo, que soy un poco idealista y suelo pensar que todo puede ser mejorable, prefiero un "hasta el último minuto es posible" y decirlo cuando es verdad, que pronunciar un discurso parecido con un marcador tradicional que sencillamente imposibilita cualquier tipo de motivación al respecto. Quizás no en categorías senior... pero igual con los pequeños se deberían contemplar otras posibilidades.

Y es que quizás sea un envidioso, pero realmente imaginarme en un partido de tenis y, por muy mal que hayan podido ir las cosas, pensar: "Todavía es posible", me parece un aprendizaje brutal en todos los ámbitos de la vida y me da mucha envidia. No rendirse, seguir esforzándose. Da igual lo que haya sucedido hasta ahora: lo importante es lo que pase a partir de ahora. ¿Cuántas veces los entrenadores de baloncesto decimos: "¡Olvidad el marcador!"?. Vaya utopía: olvidarse de aquello a lo que todo el mundo da la máxima importancia y que es lo único que se suele utilizar para diferenciar a ganadores de perdedores. Pobre John Wooden: cómo se quedaría si viera a más de uno en la grada contar hasta 100 puntos de diferencia en un partido de benjamines, aún cuando las reglas prohíben precisamente tales diferencias...

"Cuando intentáis hacerlo lo mejor posible siempre sois ganadores, aunque a veces el otro equipo meta más puntos"