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martes, 7 de octubre de 2014

Inteligencia, educación y perseverancia.

En casi todos los ámbitos, pero sobre todo voy a referirme al mundo educativo, se suele tomar la velocidad o la rapidez en terminar una determinada tarea (así como en comprenderla) como una característica de estudiantes inteligentes. No dudo que esto correlacione en muchos casos, pero desconfío de esta generalización.

Asimismo, la buena memoria suele garantizar el éxito en un sistema educativo que probablemente eso es lo que promueve: la creencia en que la memoria es síntoma de capacidad intelectual. Y ya está. Y yo sinceramente pienso que una cosa es que haya también que fomentarla (es fundamental aprender a memorizar) y otra pensar que es un compartimento estanco, una capacidad innata o algo así. Nada más lejos de la realidad. Influencia genética siempre hay, pero es más que trabajable.

No digamos nada del sumiso, del que acepta las cosas sin plantearse algo más allá. 

Rapidez, memoria y sumisión. Si dispones de estas tres virtudes, el éxito en el sistema educativo está garantizado. Si no, pues tienes un problema y de los gordos. Porque cambiar el subconsciente colectivo, aunque lluevan ejemplos en contra de estas teorías, es la tarea más ardua de todas.

En España, a lo largo de la historia, hemos tenido unos cuantos de estos malos estudiantes. Voy a tomar uno bastante significativo que podría ser un reflejo de algunos de los que nos encontramos en las clases de hoy en día.

Digamos que es fácil toparse con un chico rebelde... de esos que se aburren en muchas clases, que se meten en líos, que no disponen de una grandísima memoria o que tardan bastante en realizar ciertos tipos de problemas. Si le preguntamos a cualquier profesor os dirán que tienen varios de estos en sus clases: "lentos", "torpes" y "conflictivos". Claro: los nombres anónimos se pierden en el olvido. Ahora bien, si te llamas Santiago Ramón y Cajal, igual la historia cambia.



Santiago Ramón y Cajal no disfrutaba demasiado en el colegio. Se negaba a aprender las lecciones de memoria, se solía meter en problemas... Incluso su padre intentó que fuera barbero... pero como que no... No le iba. Al final, por influencia familiar, llegó a estudiar Medicina... y he aquí que se descubrió el primer gran científico español, premio Nobel y con modelos neuronales que aún hoy en día se siguen utilizando. Desde luego, sus profesores del Colegio, lo que es acertar en sus predicciones con él (ya saben: lento, torpe e insumiso), como que no acertaron

Es curioso cómo las opiniones de los demás influyen en nosotros mismos. Incluso en sus escritos, Ramón y Cajal comentaba cómo sus compañeros eran más inteligentes que él... pero no tan perseverantes. ¿Acaso no es la perseverancia una capacidad genial? Pues obviamente, parece que sí. Así que seguramente, sus compañeros no fueron, ni por asomo, tan inteligentes como él. Al menos en ese ámbito de la inteligencia, pero claro, en aquellos tiempos, inteligencia solamente significaba el éxito en el mundo educativo. Un momento... ¿he escrito "en aquellos tiempos"?

Hoy en día tienes que hacer las cosas a la primera, sin equivocarte. Los exámenes, por ejemplo, deben terminarse en una hora o en dos (porque más o menos el profesor piensa que se tarda ese tiempo en hacerlo, como si hubiera detrás un procedimiento científico riguroso que así lo demuestre...). ¿No os ha pasado nunca que enfrascados en un problema, habéis decidido desconectar y, horas después, la solución ha venido a vuestra cabeza como por arte de magia? ¿Alguna vez os ha pasado esto a la mañana siguiente, tras dormir tranquilamente? ¿O quizás mientras hacíais ejercicio? Esto, que suele llamarse el "modo difuso" de aprendizaje, es lo que sucede cuando se relaciona de una forma creativa los conocimientos que uno posee para encontrar una solución. Siendo esto así, y habiéndole sucedido tanto a muchísimos científicos el experimentar este "alumbramiento" repentino, como a casi todos nosotros en tareas más sencillas, ¿no parece lógico pensar que delimitar el tiempo en un examen es algo complicado?

También se ha demostrado que estudiantes que tardan más tiempo en comprender un determinado concepto, al final desarrollan un conocimiento más profundo del mismo. Vaya... ¿es entonces contraproducente comprender las cosas a la primera? No lo creo, pero sin duda no tiene por qué serlo el no hacerlo

Así que si te dedicas a enseñar algo, sean Matemáticas, Lengua, Fútbol o Baloncesto... cuidado con lo que piensas de tus chicos y chicas... Se lo pueden terminar creyendo. Y cuida al perseverante, pues seguramente tenga la sensación de que es más torpe que los demás... pero sin duda tiene una de las mejores cualidades de todas. 

"Yo no temo al hombre que ha lanzado 10.000 patadas diferentes, yo temo al hombre que ha lanzado una patada 10.000 veces" (Bruce Lee).

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