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lunes, 27 de octubre de 2014

14 segundos tras rebote ofensivo

Con la llegada de la norma de que el reloj de posesión vuelva a 14 segundos tras rebote ofensivo (o falta personal con menos de 14 segundos de posesión), se están produciendo una serie de situaciones que los equipos tienen que atajar.

Por ejemplo, en el último encuentro que vi de Liga Femenina este fin de semana, conté hasta 6 veces en las que los equipos se quedaron sin posesión precisamente tras capturar rebote en pista ofensiva. Simplemente no tuvieron tiempo para ordenar sistema o, en otras ocasiones, se "comieron" el balón, es decir, ni percibieron que la posesión se estaba agotando.

Siempre he entendido el baloncesto ofensivo como algo muy fluido y dinámico, de manera que determinadas reglas no demasiado fijas dieran lugar a la versatilidad en ataque. Sobre todo en categorías de formación. Sí que es cierto que en una etapa posterior, el entrenamiento de sistemas más cerrados (para buscar una opción concreta) se suele hacer indispensable.

Las situaciones especiales de ataque, como se vienen llamando a los saques de banda y fondo en pista ofensiva, son un momento ideal para introducir estos sistemas cerrados incluso en categorías de formación. No obstante, aunque resulte obvio decirlo, también es posible proponer un movimiento con múltiples posibilidades, es decir, utilizar un sistema abierto (o semiabierto) también en estas situaciones especiales. 

A pesar de esta introducción, a mí me quedaba algo "cojo" el paso de los sistemas abiertos a los cerrados en situación de juego... y he aquí por donde que creo que los 14 segundos tras rebote ofensivo se convierten en una posibilidad probablemente fantástica.

La costumbre hará que las jugadoras, y jugadores, automaticen que "hay que jugar rápido" tras rebote ofensivo (omito el saque de banda o fondo porque es más fácil tener preparada esa "situación especial"). Pero una cosa es automatizar eso, a fuerza de partidos (y de posesiones perdidas, probablemente) y otra es acomodarse a esa situación lo más rápidamente posible. Porque no es lo mismo tener claro que hay que jugar rápido, que dependiendo de quién, cómo o dónde se coja el rebote haya que organizarse rápidamente para sacar provecho de esa segunda (o tercera, o cuarta...) posesión. 
De esta manera, no hay más remedio que entrenarlo, entrenarlo y entrenarlo. En diversas situaciones y teniendo en cuenta las múltiples variables que se pueden dar en cuanto a roles y posiciones, así como a tiempo total y marcador. Creo que la regla, en este caso, enriquece muchísimo tanto las posibilidades en juego como de entrenamiento, suponiendo una enorme posibilidad creativa.

A buen seguro que ya hay colegas investigando al respecto, reflexionando acerca de la trascendencia de esta regla en la dinámica del juego, la efectividad en los lanzamientos tras rebote ofensivo (siempre que no acabe inmediatamente en canasta bajo aro, claro) y todas esas variables que sugiero en el párrafo anterior. Por desgracia, habrá que esperar a que termine la temporada, al menos, para ver la trascendencia en la liga estudiada. Sin duda, quién intuya todo esto tendrá ya de su parte algo a favor.

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