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martes, 7 de mayo de 2013

Justificaciones


Desde hace ya mucho tiempo que intento que mis juicios, públicos o no, no emerjan solamente de lo que veo u oigo. Muchas veces me han preguntado por lo que pienso durante el periodo de reflexión en el que intento encajar mentalmente los datos que voy recibiendo. Hay gente a la que incluso le molesta que permanezca callado en esos momentos, pero es que me gusta estar seguro de lo que respondo... y cuanto más tiempo tengo para ello, por regla general, más lo estoy. 

Cuando simplemente se trata de una opinión, tampoco es algo trascendental: la das, si quieres, y ya está. Además la puedes matizar o condicionar, lo que constituye mi práctica habitual cuando creo que ese periodo de reflexión del que hablaba no ha sido el suficiente (o el conveniente): "Si esto es así, pienso de tal manera; si es de aquella otra forma, pues pienso de este otro modo...". Creo que todo el mundo entenderá a lo que me refiero, aunque mi explicación sea algo tosca.

Al mismo tiempo, cuando de justificaciones se trata, es curioso porque me he sorprendido a mí mismo actuando desde un punto de vista particular: pensando que las personas a las que me dirigía iban a pensar exactamente igual que yo. Obviamente nadie piensa de manera idéntica a otra persona, pero me imaginaba que el proceso por el que pasarían sería semejante al mío... Ahora ya no sé si me explico.

En Psicología Social, la teoría de las Atribuciones habla de tres aspectos o conceptos muy interesantes que espero que me ayuden a explicarme y que son, en realidad, la base de todas las justificaciones.

El primer concepto es el locus de control, que puede ser interno o externo. Si es interno significa que es "nuestro". Por ejemplo: nuestra voluntad sería un factor interno mientras que la suerte, por ejemplo, sería externo.

El segundo concepto es la estabilidad. Volviendo al ejemplo anterior, tanto la voluntad como la suerte se podrían considerar como inestables, mientas que un rasgo físico determinante para el éxito en una determinada acción (por ejemplo, un baja estatura que dificulte la consecución de canasta) sería, lógicamente, estable.

El tercer y último concepto sería la controlabilidad. Siguiendo con los dos primeros ejemplos, la voluntad sería un factor controlable (nuestra voluntad depende de nosotros mismos), mientras que la suerte sería un factor no controlable.

Hasta aquí los tres factores que Weiner explicó en su Teoría de la Atribución... y ahora sólo falta explicar mi opinión... o la razón por la cual escribo esto.

Cuando evalúas los resultados de tus acciones, intentas encontrar explicaciones a esos resultados. Ojo: esto se hace consciente o inconscientemente... y para ello, se utilizan los tres componentes de los que acabo de hablar.

Resulta francamente curiosa la explicación de los fracasos... o de lo que se considera un fracaso. Hay ciertas personas que tienen una habilidad brutal: lo que en principio ven como un fracaso propio, seguramente porque en su justificación han encontrado factores internos y estables, terminan autoprotegiéndose de esa percepción y, por arte de magia, al final su justificación pasa a ser externa, estable o no, e incontrolable. Vamos, que ellos no tienen "culpa" prácticamente de nada

Seguramente por aquí hayamos pasado todos. No deja de ser un estrategia de supervivencia, ya que atribuir nuestro fracaso a una falta de capacidad que encima sea estable en el tiempo puede suponernos un problema de autoestima gigantesco. Ahora, no está de más saber que quizás haya influido un poco de todo y que lo políticamente correcto probablemente sea el atribuirlo a factores internos, inestables, pero controlables. De hecho, es prácticamente lo único que podemos hacer: centrarnos en ellos, en lo que depende de nosotros. Porque siempre hay algo que depende de nosotros...

Quizás lo que haga falta es tener la suficiente madurez como para asumir los errores, convivir con ellos y aprender de los mismos. Porque no tener la valentía de asumir los errores propios, defenderse atribuyéndolos a los demás y encima proclamarlo alegremente, demuestra muchas cosas, pero casi ninguna buena.

2 comentarios:

  1. Magnifico como casi siempre , un placer su lectura y y una dosis altisima de aprendizaje , gracias .

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