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miércoles, 24 de abril de 2013

Descansando

Me encanta observar los primeros minutos de un entrenamiento. Normalmente son momentos en los que las jugadoras tiran libremente a canasta, o botan la pelota... o simplemente hablan. Es curioso: para mí el entrenamiento ha empezado mucho antes de esos instantes... aunque ellas ni lo sepan. Dicen que la mayoría de lesiones, de hecho, se gestan en estas situaciones... no porque se produzcan en ellas (a no ser que exista una enorme imprudencia), sino porque visualizar los objetivos individuales del entrenamiento es una práctica poco habitual, pero que ayuda enormemente a estar concentrado en pos de conseguir ese objetivo y se reduce el posterior riesgo de lesión por falta de tensión.

También me gusta ver qué es lo que hacen las jugadoras en los periodos post-descanso, es decir, aquellos que van justo después de beber agua, por ejemplo. Yo lo veo muy sencillo: si vienen hacia donde tú estás, tienen ganas de entrenar... Si se ponen a tirar a canasta, igual tienen ganas precisamente de eso: de tirar a canasta o simplemente de jugar al baloncesto, pero no tanto de entrenar.

Además, creo que son momentos ideales para observar si las jugadoras interiorizan lo que están o han estado trabajando. Detalles como la mecánica de tiro, por ejemplo, son altamente evaluables en estos momentos.

Como digo, el entrenador puede utilizar esos instantes para evaluar la conducta de sus jugadoras, algunos gestos técnicos, reflexionar sobre el ejercicio anterior o los próximos (quizá alguna modificación) y un largo etcétera... Si no eres entrenador, no aprovecharás esos momentos. Pasarán de largo y habrás perdido una oportunidad valiosa. Si se pierde un día no ocurre nada, pero si se convierte en una práctica habitual... estaremos hablando de muchos minutos perdidos a lo largo de una temporada. Y esos minutos perdidos lo son tanto para ti, para tu mejora como entrenador, como para las jugadoras. El tiempo no vuelve, por desgracia.

Muchas veces, el entrenador también tiene que lidiar con cuestiones que no dependen exclusivamente de él. Es normal, por ejemplo, que se tenga que solucionar algún tema administrativo en esos periodos (confirmar el horario de algún partido, consultar alguna cuestión de salud, bajas médicas, etc.). Todo eso es inevitable y, si no se puede encargar tu ayudante (porque no tienes o simplemente porque hay algo que tienes que hacer tú) y es imposible llevarlo acabo antes o después del entrenamiento, se comprenden como excepciones aceptables. Lo que no me parece un excepción aceptable es la interrupción gratuita.

Quizá el desconocimiento pueda llevar a pensar que cuando las jugadoras están "sin hacer nada", el entrenador aprovecha para descansar. Puede que en algunos casos, sobre todo con gente a cargo de ciertos equipos, sea así, pero como digo, un entrenador no descansa: está siempre atento a todo. Interrumpir a un entrenador en estos momentos para algo que no sea absolutamente indispensable no es aceptable en ningún caso.

Pero vamos a más: no sé qué pasa con los tiros libres. ¿No son importantes?

Hay muchas cosas por las que me siento orgulloso del grupo que entreno. Una de ellas es la mecánica de lanzamiento en los tiros libres. Todas aceptaron la mecánica que les propuse a cada una y sus
porcentajes de principio de temporada con los de ahora no tienen nada que ver. Seguramente la mayor progresión se ha dado en este aspecto... Y quiero pensar que, aparte de las horas de trabajo, una de las razones es porque desde el cuerpo técnico hemos estado atentos a cada lanzamiento efectuado, controlando la mecánica de tiro y todos aquellos elementos que hay que seguir puliendo, siempre decidiendo si corregirlo porque nos parecía fundamental o "dejarlo estar" porque creyéramos que era secundario.

Los entrenadores no descansamos cuando los equipos lanzan tiros libres. Interrumpir a un entrenador para lo que sea, hasta para un "consejo" (de hecho,  yo diría que "sobre todo" para un "consejo"), no me parece nada correcto. Obviamente existen causas de fuerza mayor... Aquí podríamos estar debatiendo sobre lo que es causa mayor y lo que no... pero desde luego mi opinión es que un consejo técnico no lo es.

Mi recomendación, en cualquier caso, es no interrumpir nunca al entrenador. Si hay fuerza mayor, llamar a su ayudante. Si no hay, está claro que no queda otra que solicitar la atención del entrenador. Y si tenemos un consejo que dar o una explicación que pedir, mejor al final del entrenamiento.

Supongo que no todos los entrenadores tienen un día de atención a padres... pero aún así, no me parece correcto las cosas que veo y oigo. No me gusta ver niños tirando tiros libres o simplemente a canasta "por tirar" mientras el entrenador, en cualquier parte de la "sesión", habla con la grada... o  peor... Creo que es una pérdida de tiempo general y dice muy poco de la seriedad en el "trabajo" de ese "entrenador", pues alguno parece ir a entretener a los chavales un rato, improvisando lo que trabajar cada día, sin el más mínimo ánimo de ganarse cierto respeto por su "trabajo". 

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