Una breve discusión sobre roles de "analistas" y "analizados"
A mí me encanta analizar las cosas. Lo hago desde que era pequeño, creo, aún sin saber qué significaba esa palabra.
Siempre me han absorbido los gestos de las personas, sus actuaciones, los pequeños detalles... Siempre me he preguntado por qué hacían eso y, todavía más importante en muchas ocasiones, para qué lo hacían.
Cuando jugaba, me gustaba observar la cara de mis rivales y su lenguaje corporal, para ver si podía predecir su próximo movimiento y tener así una pista que me facilitara un próximo pase, el tipo de dribling que tendría que elegir o cualquier otra cosa. Es lo que más echo de menos y es una idea que me gusta transmitir, aunque comprendo que fácil no es.
También al finalizar los entrenamientos y los partidos suelo hacer una lista de pequeñas cosas que no me han gustado o con las que no estoy contento, ya sea algo que he hecho o dicho. O también aquellas acciones o conductas que las jugadoras han realizado (o no han realizado) y en las que creo que yo no he influido lo suficiente para llevarlas o no a cabo. En definitiva, una lista de prácticamente todo, pues no son muchos los aspectos del juego que se salvan sin poner ningún "pero"... Otra cosa ya es seleccionar por orden de prioridad aquéllas que son más trascendentes. Y la trascendencia, no lo olvidemos, depende de la edad de las jugadoras, no del marcador.
Esto nos lleva a la siguiente cuestión, quizá de sentido común: para analizar algo en profundidad, hay que conocerlo en profundidad. Si no se conoce, tu análisis no podrá ser otra cosa que superfluo, dado a error. Se perderá en la simplicidad ficticia de un contenido que quizás sea tan complejo que nunca te lo hayas planteado así. Además, en muchas ocasiones la costumbre nos ciega y no vemos que algo que se ha hecho siempre de la misma manera podría ser que se haya hecho siempre mal. Por desgracia, aceptar que se ha estado equivocado durante mucho tiempo es algo que es muy difícil de asumir por casi cualquier ser humano. Si de pronto alguien quiere enseñarte la realidad, te niegas a aceptarla. Estás más seguro viviendo en tu zona de confort, donde las cosas se hacen como siempre se han hecho y uno no se plantea si es que siempre se han hecho mal.
Así pues, no seré yo el que diga que no hay que analizar las cosas. Lo que sí voy a hacer es afirmar que valorar un trabajo sin analizarlo previamente, y por analizar se entiende que hay que conocer todos los detalles o tantos como sea posible, me parece una falta de madurez enorme. Y si esta valoración se transmite al entrenador sin tener siquiera la gentileza de hablar tranquilamente con él para interesarse por lo que está haciendo su hija, pues entraríamos en el terreno de la pobreza intelectual en su aspecto más emocional, es decir: un absoluto menosprecio y falta de educación hacia el entrenador de su hijo/a, aunque "sólo" sea educación deportiva. Algo que, por desgracia, parece ser factor común en muchísimas personas.
Habría que plantearse qué está pasando si un grupo de padres, o alguno de ellos, no son capaces de quedar tranquilamente con el entrenador de sus hijos para preguntarle por aquello en lo que estén interesados: estilos de juego, razones por la que esto es así, los porqués de los contenidos trabajados, el de los no trabajados, qué se piensa hacer a largo plazo, qué rol ocupa su hijo/a, por qué éste y no otro... y un largo etcétera. Tan largo como preguntas se le puedan ocurrir a cualquier padre.
Por mi parte, siempre ofrezco un día de Tutorías para resolver éstas y cualquier otra cuestión de índole más social, porque no olvidemos que estamos a cargo de menores de edad y los padres de nuestros jugadores tienen todo el derecho del mundo a conocer la actividad que están llevando a cabo sus hijos. Nuestro deber es informarles sobre ella. Particularmente, suelo explicar estos aspectos a lo largo de la temporada y todavía no he tenido ninguna tutoría sobre estos u otros temas. Quizás todo quedara claro en la reunión inicial y, además, creo que no ha existido ningún problema que requiriera esta tutoría ... aunque me gustaría que se utilizaran aún sin existir. La posibilidad está ahí, que es lo importante.
Otra cosa es que en cuestiones específicamente baloncestísticas no estemos de acuerdo... y aquí sí que es donde el Club tiene la última palabra. Porque aunque Club y entrenador deban ser los principales analistas, a nadie se le escapa que a menudo, sobre todo si los partidos se traducen en marcadores en contra, pasan a ser analizados... Y es la grada, como lamentablemente se ha contagiado del deporte de élite, la que pasa a ocupar el rol de "analista"... y las valoraciones de estos análisis, en la mayoría de ocasiones subjetivos y mediatizados por lo que atañe particular, partidista y exclusivamente a su hijo/a, deben ser tenidos muy en cuenta. Pero no precisamente para hacerles mucho caso, sino para que suene una señal de alarma: O la grada no tiene ni idea de lo que se está trabajando... o peor: la tiene y no la comprende.
Así pues, cuidemos los roles de analistas y analizados, porque si no un día nos veremos en un rincón de nuestra casa, con la cabeza baja, pensando en lo malos entrenadores que somos por pensar primero en lo mejor para nuestros jugadores antes que en nuestro propio "éxito" personal... si es que entendemos el éxito como, seguramente, lo entienden esos padres que se enfadan aún más cuando el equipo gana, pero su hijo no juega, que cuando el equipo pierde pero su hijo no juega mal.
La diferencia no la marca el marcador. Eso sólo es un tanteo. La diferencia la marcamos nosotros con nuestras conductas. Sobre todo si debemos ser ejemplo para alguien.
Así pues, no seré yo el que diga que no hay que analizar las cosas. Lo que sí voy a hacer es afirmar que valorar un trabajo sin analizarlo previamente, y por analizar se entiende que hay que conocer todos los detalles o tantos como sea posible, me parece una falta de madurez enorme. Y si esta valoración se transmite al entrenador sin tener siquiera la gentileza de hablar tranquilamente con él para interesarse por lo que está haciendo su hija, pues entraríamos en el terreno de la pobreza intelectual en su aspecto más emocional, es decir: un absoluto menosprecio y falta de educación hacia el entrenador de su hijo/a, aunque "sólo" sea educación deportiva. Algo que, por desgracia, parece ser factor común en muchísimas personas.
Habría que plantearse qué está pasando si un grupo de padres, o alguno de ellos, no son capaces de quedar tranquilamente con el entrenador de sus hijos para preguntarle por aquello en lo que estén interesados: estilos de juego, razones por la que esto es así, los porqués de los contenidos trabajados, el de los no trabajados, qué se piensa hacer a largo plazo, qué rol ocupa su hijo/a, por qué éste y no otro... y un largo etcétera. Tan largo como preguntas se le puedan ocurrir a cualquier padre.
Por mi parte, siempre ofrezco un día de Tutorías para resolver éstas y cualquier otra cuestión de índole más social, porque no olvidemos que estamos a cargo de menores de edad y los padres de nuestros jugadores tienen todo el derecho del mundo a conocer la actividad que están llevando a cabo sus hijos. Nuestro deber es informarles sobre ella. Particularmente, suelo explicar estos aspectos a lo largo de la temporada y todavía no he tenido ninguna tutoría sobre estos u otros temas. Quizás todo quedara claro en la reunión inicial y, además, creo que no ha existido ningún problema que requiriera esta tutoría ... aunque me gustaría que se utilizaran aún sin existir. La posibilidad está ahí, que es lo importante.
Otra cosa es que en cuestiones específicamente baloncestísticas no estemos de acuerdo... y aquí sí que es donde el Club tiene la última palabra. Porque aunque Club y entrenador deban ser los principales analistas, a nadie se le escapa que a menudo, sobre todo si los partidos se traducen en marcadores en contra, pasan a ser analizados... Y es la grada, como lamentablemente se ha contagiado del deporte de élite, la que pasa a ocupar el rol de "analista"... y las valoraciones de estos análisis, en la mayoría de ocasiones subjetivos y mediatizados por lo que atañe particular, partidista y exclusivamente a su hijo/a, deben ser tenidos muy en cuenta. Pero no precisamente para hacerles mucho caso, sino para que suene una señal de alarma: O la grada no tiene ni idea de lo que se está trabajando... o peor: la tiene y no la comprende.
Así pues, cuidemos los roles de analistas y analizados, porque si no un día nos veremos en un rincón de nuestra casa, con la cabeza baja, pensando en lo malos entrenadores que somos por pensar primero en lo mejor para nuestros jugadores antes que en nuestro propio "éxito" personal... si es que entendemos el éxito como, seguramente, lo entienden esos padres que se enfadan aún más cuando el equipo gana, pero su hijo no juega, que cuando el equipo pierde pero su hijo no juega mal.
La diferencia no la marca el marcador. Eso sólo es un tanteo. La diferencia la marcamos nosotros con nuestras conductas. Sobre todo si debemos ser ejemplo para alguien.
Su zona de confort.... que buena esa tio....
ResponderEliminarEs un concepto muy interesante. En el próximo post hablaré sobre ello, si no surge alguna cosa/historia/conducta antes propensa a ser posteada...
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