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martes, 11 de diciembre de 2012

El objetivo

ObjetivoYo no sé cómo enseñar algo sin marcarme un objetivo. No lo puedo concebir. Y no hablo de planificaciones extensas que sólo profesionales, cobrando o no por ello, son capaces de vislumbrar. Me refiero al día a día, al objetivo de cada tarea. Esto es extrapolable a todos los ámbitos, no sólo al baloncesto en particular. 

No me cansaré de repetir que si no lo son los clubes, los padres deberían ser más exigentes con los entrenadores que están a cargo de sus hijos e hijas. Además, muchos de ellos ven los entrenamientos prácticamente al completo y por supuesto, todos los partidos... De verdad que no me cuadra.

Hace poco volví a observar una situación más que curiosa. Digamos que en una categoría U14, el entrenador se dirigió a sus jugadores/as con "malas maneras". Incluso con un pequeño empujón final a modo de arenga. Los padres se reían desde la grada al observar esto. Parecía que incluso compartían esos modos. Lo que yo me pregunto son dos cosas:

Primera: ¿Hasta cuándo lo harán? O quizás lo podría plantear de otro modo: ¿Dónde está el límite? ¿Cuándo se pasa de la risa al enfado? ¿Depende de cómo se sientan jugadores y jugadoras? ¿Acaso depende de si el entrenador tenía "razón"? ¿Deberíamos evaluar entonces la "razón" que le llevó a actuar así? 

Bueno, todo esto es muy complicado. En cualquier caso, la razón lógica sería que los jugadores o jugadoras no hubieran cumplido con el objetivo planteado... y no por no poder, sino por no querer o acaso por no haberse enterado de cuál era el objetivo.

Para no entrar en demasiados detalles, diré que no me parecería ético elevar el tono de una reprimenda simplemente porque alguien no haya sido capaz de llevar a cabo una tarea por falta de capacidad, no de intención o actitud. Es más, probablemente sería contraproducente. 

Coach gritando a un jugador
Por otra parte, podría comprender la "regañina" si el jugador/a, conociendo el objetivo, "ha pasado" de hacerlo. Así como también lo sería el hecho de que no conociera el objetivo habiéndolo explicado, pues denotaría una falta de concentración manifiesta, pero en tal caso, no debería obviarse la información de que era un objetivo ya explicado y que no se había atendido en el momento indicado. Otra cosa son los modos de llevar a cabo el feedback por el que informamos a jugadores y jugadoras de nuestro descontento con su actitud y/o rendimiento...

La segunda cosa que me pregunto, dando por hecho que había un objetivo que se debía cumplir, es: ¿Se conocía ese objetivo? ¿Se había comentado antes del partido? ¿Se había recordado antes de empezar el cuarto? ¿Dependía solamente de una persona la consecución del objetivo o por el contrario implicaba tanto a compañeras como a las acciones del rival?

Sigo defendiendo que en un equipo de formación, los objetivos deben ser individuales... e individualizados. Cuando tienes un equipo en el que destaca una determinada persona, quizás brillante, ¿a quién vamos a exigirle más? ¿A quien tiene menos capacidad o a quien tiene más?

Además, sobre todo en estas edades, deberíamos alejarnos de que el objetivo fuera el que "saliera" una determinada "jugada" o cosas por el estilo... Principalmente porque esto no va a depender sólo de nuestro equipo, sino también de los rivales, del arbitraje, del ambiente en general, de la tensión, de lo que se ha desayunado, de lo bien o lo mal que se ha dormido... y mil variables más. El objetivo debería ser la actitud y la intención. Estas sí que no pueden fallar.

Por todo esto, entre otras cosas, es peligroso plantearse el juego con sistemas predeterminados en categorías de formación. Quizás nos estemos marcando un objetivo correcto con aquellos jugadores y jugadoras que tengan más nivel y que ya estén preparados para ello, pero ¿qué pasa con los demás? Tenemos un problema si exigimos a todo el mundo lo mismo, porque no todos tenemos la misma capacidad en un momento dado. Y lo peor es la sensación de impotencia de aquel que no comprende lo que hace, que no sabe lo que se le pide o que ve la imposibilidad de llegar a ello. Quizá la perseverancia le ayude... si es que es perseverante. Quizá no llegue a junior cansado de estar a merced de lo que hagan sus compañeros o compañeras de más nivel, con el beneplácito de sus entrenadores y entrenadoras. Quizá precisamente lo que haya que entrenar sea la perseverancia, pues dicen que es lo que hace posible lo imposible...


Barquito de cáscara de nuezYo creo que lo primero que hay que entrenar, pero con nosotros mismos, es precisamente el objetivo: cómo establecerlo y cómo comunicarlo. Debemos a aprender a establecer objetivos correctos, en todos los aspectos. Cuando el viento que nos mueve es ganar el partido del fin de semana, muchas veces nos lleva a puertos lejanos... no a los correctos. Y que un equipo U14 juegue como uno de Euroliga de los viernes, quizás no sea precisamente el objetivo más recomendable...

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