Roles

"Tú eres pívot"
 

Desde la perspectiva de la neurolingüística, esta simple oración imperativa está llena de connotaciones.
 

Para empezar, significa una total identificación de la persona con ello, es decir, la persona "es" algo, con lo cual, no se puede dejar de ser algo que se "es". Sí, parece una simpleza, pero dadme tiempo para que me explique.

 

Creo que los entrenadores de Cantera en particular, y sobre todo cualquier docente en general que se dedique a enseñar a gente joven (y aquí podríamos incluir también a padres y familiares de estos jóvenes), debería o deberían cuidar al máximo el lenguaje. No voy a hacer un compendio de términos que se podrían o tendrían que utilizar, ni tampoco soy un experto en la materia, pero sí que lanzo alguna idea.
 

Por ejemplo, es mucho más saludable utilizar términos que no impliquen "estabilidad" en el tiempo, como "te estás portando mal", que decir "qué malo eres", que denota una característica estable y una identificación total con el adjetivo empleado, exactamente igual que en el primer ejemplo.
 

Cuando una persona se identifica con algo, sobre todo si ese algo es producto de un juicio de valor, digamos aleatorio por decirlo suavemente, tenemos un problema bastante grande cuando nos vemos en la necesidad de cambiarlo. Además, se da el caso de que nuestro cerebro tiende a buscar la reafirmación de lo que cree para sentirse bien (para que nos sintamos bien). Sólo hay que mirar qué tipo de periódicos leemos para darnos cuenta de que buscamos, inconscientemente, aquellos que más se aproximan a nuestros pensamientos en lugar de enriquecernos bebiendo de diferentes fuentes. Creo que este ejemplo es bastante aclaratorio.

Aún es más problemática la situación si ese juicio de valor lo ha formulado alguien a quien tenemos cierta estima, pues aunque ni siquiera sea un experto en la materia, emocionalmente nos es difícil aceptar que esa persona pueda estar equivocada... o peor aún: que haya formulado un juicio de valor para beneficio propio o simplemente ajeno a la persona que se enjuicia.

Deberíamos ser objetivos con nuestro trabajo, tanto como prudentes. Deberíamos cuidar nuestro lenguaje con los jugadores a los que se supone que intentamos ayudar a progresar. Deberíamos hacerlo con los jóvenes en general, y seguramente con cualquier persona.

 

 No estamos por encima del bien y del mal. Nuestros juicios pueden estar equivocados y entorpecer el progreso del jugador, más que ayudar. Hay que dudar de lo que se piensa y de que uno esté haciendo el mejor trabajo posible. Deberíamos proponer más que imponer. Hay un viejo dicho que dice "Nadie se desvía más del camino que aquel que cree conocer el camino correcto". Prudencia, pues.

 

 Por otra parte, no vamos a permanecer siempre en el tiempo con el mismo grupo de jugadores. Por ello, me sigue pareciendo un ejercicio torpe lanzar afirmaciones y establecer roles fijos en jugadores. Sobre todo porque las posiciones son solamente eso: ROLES. Y cuando se entiende otra cosa, especialmente con la Cantera, se está demostrando una falta de formación. Y el problema no es la falta de formación, estaría bueno. A ver si ahora no vamos a tener derecho a que nos falte formación. El problema es no ser consciente de ella y esto es más complicado, porque de aquí a perjudicar a nuestros jugadores, con mayor o menor gravedad, hay sólo un paso.

 

 Así que habrá que hacer examen de conciencia, evaluar nuestras comunicaciones, no conformarnos con lo que sabemos, intentar mejorar y no juzgar aquello que no conocemos, porque puede que estemos haciendo daño sin saberlo, valorando aquello en lo que no soy un experto.

Espero que todos los jugadores y jugadoras a los que he entrenado puedan perdonarme cuando he caído en este tipo de afirmaciones.

 

 Dejo un enlace precisamente sobre esto: la evaluación de un no experto y la autoconfianza. Se trata del cuento "El verdadero valor del anillo", de Jorge Bucay. Un cuento que deberíamos leer o escuchar todos de vez en cuando y no dejar de hacerlo si es que no lo hemos hecho nunca.