sábado, 21 de noviembre de 2015

Traficantes de ilusión

Destacar es complicado. Y no hablo de lo difícil que es, normalmente, llegar a sobresalir en cualquier ámbito y lo que ello implica (esfuerzo, sacrificio, inconformismo, etc.), sino que el mero hecho de llegar a destacar conlleva una serie de dificultades que en ocasiones se hacen insoportables. Incluso en contextos determinados se da el fenómeno de la conformidad social, conocido en diversos ámbitos por el síndrome de Solomon debido al psicólogo que lo estudió de una forma muy original (Solomon Asch): 7 sujetos en una sala. 6 de ellos eran sus ayudantes, pero el séptimo no lo sabía, sino que pensaba que estaban allí para hacer un estudio de percepción visual. Debían elegir, entre tres trazos de una línea recta de diferentes tamaños, el que era exactamente igual a la muestra dada. Estos trazos se mostraban en una pantalla y los sujetos debían contestar por orden y en voz alta. El séptimo sujeto, el experimental, contestaba siempre en último lugar. Aunque solía empezar muy seguro de sí mismo y manteniendo su opinión, normalmente terminaba contestando exactamente igual que sus 6 primeros compañeros, quienes erraban voluntariamente. En más del 70% de los sujetos sucedió esto en alguna pregunta, aún cuando pensaban que los demás estaban totalmente equivocados, ya que en muchas ocasiones estaba realmente clara la respuesta correcta. Da qué pensar: el que destaca se echa para atrás, se acomoda, se conforma. Ir siempre en contra de la opinión mayoritaria de un grupo parece ser insostenible incluso llevando razón...