martes, 26 de mayo de 2015

Vacío

Tenía algo en el estómago que no me conseguía sacar. Acababa de terminar la liga y el campeón, Spar Citylift Girona, lo celebraba en mitad de la pista. Una temporada para enmarcar, superando situaciones internas a todas luces complicadas. A menudo todas las temporadas suelen ser así... en cualquier categoría. Cuando el año acaba bien, esas dificultades son también las mismas que hacen que la temporada sea aún más memorable.

Pero aquello que sentía en el estómago no era por ser fan de Perfumerías Avenida. Quería que ganara el equipo de Salamanca, sí, pero no tenía nada que ver con eso. Todo lo que yo sentía había comenzado mucho antes... exactamente tras el primer partido de la final... o puede que incluso antes de que acabara éste. Empezaba a estar nervioso porque sabía que quizás sólo la vería una vez más en la pista... sólo una, en lo que hasta ese momento había significado tanto. Hasta pensaba que, en esos instantes, probablemente ya le estaba yo dando mucha más importancia que ella. Pero ni eso me consolaba. "Ella no lo verá así... no lo verá así... es profesional, es su trabajo"... ¡Bah! Me lo repetía sin mucha convicción, así que me servía de bien poco...


En una esquina, tras esa final perdida, vete a saber pensando qué, estaba ella. Sola. A veces se acercaba alguien, pero supongo que se darían cuenta de que quizás no quería compañía. Estaba asumido. Yo me la imaginaba haciendo un resumen visual de todo, de todos sus momentos de baloncesto como jugadora, de todas sus etapas... A mí se me saltaban las lágrimas. No sé exactamente si era tristeza... no lo sé definir muy bien. Pero las lágrimas estaban allí y eran reales. Lo que me costó dormir esa noche no lo sabe nadie.

Curiosamente, el primer recuerdo claro que tengo de ella sería con 18 años o 19 años, viéndola por televisión. No se me olvidará nunca. Fue en el desaparecido Canal 9 valenciano. Una final de liga también... qué cosas. Pero en esa ocasión, ella era la campeona y precisamente la protagonista de la imagen que tengo en la retina: parando la celebración en media pista de su propio equipo, llamando la atención de sus compañeras para ir a saludar a las rivales, destrozadas por la derrota, antes de proseguir con su alegría. Ella era así. Ella es así.

Nos conocimos personalmente hace unos 12 años en Valencia, que se dice pronto. Nuestra vida ha dado muchos cambios, pero siempre hubo una relación de confianza especial. Una confianza que ni la distancia ni el tiempo ha conseguido desgastar. Y eso no suele pasar a menudo. Por eso ese vacío en mi estómago. Quizá fuera un problema de empatía aumentada. O puede que simplemente no estuviera sintiéndome como se sentía ella, sino solamente trasladando mis emociones a su situación. 

Si disfruté de la grandísima jugadora que era en Valencia, aún más cuando se fue a Barcelona. Personalmente fue una "desgracia" para mí... pues se iban dos de los grandes amigos que hice en Valencia durante mi primer año allí, pero como jugadora fue un auténtico espectáculo. Allí se ratificó que podía ser la líder de un equipo y que era capaz de hacer de todo. A mí, sencillamente, me hacía disfrutar. Campeona de liga, mvp... y pronto la etapa fuera de España. Y no voy a analizar la etapa en la selección española porque me produce sentimientos muy encontrados. Por eso ahora, puede ser, me siento así.

Ella lo tenía muy claro. Ya habíamos hablado varias veces sobre el tema y lo llevaba meditando mucho tiempo. Pero es que estaba jugando tan bien... Bueno, ¡como si esto fuera extraño! Cuando tienes su manera de ser, jugar bien es lo "fácil". Después puedes estar más o menos acertada, pero jugar bien es fácil o, más que fácil, relativamente normal. Siempre me ha encantado verla jugar, porque a veces sucede que te identificas con un jugador que sencillamente te gusta como actúa... Esto tiene que ver, creo, con tu forma de ser o de comportarte: cuando crees que te pareces a alguien (o te gustaría parecerte a alguien), inconscientemente le deseas suerte. Si encima esa persona es un encanto... ¿cómo no iba a disfrutar?

Su evolución como jugadora, a lo largo de los años, siempre ha ido hacia arriba. Con baches, claro. ¿Quién no los tiene? Porque si algo hay claro en Marta, es que no es de piedra ni mucho menos. Todo el mundo ha destacado su intensidad, su capacidad defensiva, su percepción para robar balones, la velocidad en el contraataque, la culminación en extensión... Sí, sí, todo eso está muy bien. Lo ve todo el mundo... pero ella era mucho más. ¡Venga ya! ¿Pero nadie se daba cuenta o qué? Este año, por ejemplo, era una delicia ver como recibía el balón y directamente lo palmeaba a una jugadora interior. ¡Cuánto que aprender de ella! Y esto, como digo, solamente viendo a la Marta "superficial"... a la que puede ver todo el mundo. Ahora, valorarla como jugadora más allá de lo superficial... me ha demostrado más de uno que se ha quedado muy corto. Porque Marta no es ninguna leyenda. Más quisieran las leyendas.

Dicen que en el amor y en el juego se conoce al caballero. Pues va a resultar que no sólo al caballero. ¿Os habéis fijado alguna vez? Hay una correlación tan alta que no puede ser casualidad. Y en el juego de Marta abundan dos características que también la definen como persona: el altruismo y la humildad. Porque si hay alguien que siempre ha puesto al equipo por encima de sus propios intereses, esa ha sido ella. Y para ser consciente de esto sólo hace falta mirar con atención a las evidencias: buscar continuamente la mejor opción para el equipo, siempre un pase más, incluso pecando de generosa en ocasiones... o en otro orden de cosas, observar la alegría sincera en sus canastas, pero siempre con respeto, con una deportividad sublime. De nuevo, un ejemplo para todos. En su juego y en su comportamiento.

Por eso, Marta, me has hecho una faena. Me has dejado un vacío que va a ser muy difícil de llenar. Pero sabes que me alegro, aunque esté un poco enfadado. Lo estoy porque el baloncesto se ha portado regular... Sí, no me estoy equivocando. Cualquiera puede ver tu envidiable curriculum y abrir la boca, sorprendido. Es, obviamente, impresionante... pero si el baloncesto te hubiera tratado como te mereces de verdad, estarías aún más arriba en el Olimpo de este deporte que a veces es tan injusto. No así en el mío particular, pues sería muy difícil que pudieras escalar alguna posición más.

Muchas gracias, crack. Por todo. Tú tienes las cosas muy claras y estoy seguro de que todo lo planificado a partir de ahora será extraordinario. Siendo como eres, sólo se me ocurre una cosa que harás mejor que jugar al baloncesto. Apuesto a caballo ganador.

El baloncesto necesitaba una Marta Fernández, porque no habrá otra igual, pero el resto del mundo... ése que no te ha conocido lo suficiente por la exclusividad profesional, también. Así que... supongo que el tiempo me curará este vacío... en realidad un vacío egoísta seguramente. Egoísta por no poder ver a una de mis mejores amigas siendo el más bonito ejemplo que una jugadora joven podría seguir. Porque a veces, la gente excepcional de verdad, no acapara grandes portadas. A veces, los mejores de todos, leen mensajes en silencio y sonríen... sin que les hagan falta alardes de grandiosidad, aún siendo grandes. Muy grandes.

Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás: es la única manera. De todo corazón, gracias por el tuyo.



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