jueves, 2 de abril de 2015

Esencias

Hace tiempo, un buen amigo comentaba sobre mí algo que me llenó profundamente y, aunque sé que era exagerado, me gusta recordar la cita:

"A menudo, los grandes son desconocidos o peor, mal conocidos". Thomas Carlyle.

Estos últimos días he tenido la maravillosa oportunidad de ver jugar a la Selección de Minibásket masculina de la Región de Murcia, que ha disputado el Campeonato de España que se viene celebrando en San Fernando desde hace ya bastantes años. 

Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto con un equipo de baloncesto. Este equipo ha competido en la categoría preferente, es decir, que no tenía opción de jugar con las selecciones más potentes del país, incluídas en el grupo especial. Gran error para el que haya decidido no pasarse por alguno de sus partidos. La categoría especial es llamativa, sí... pero en esta selección había baloncesto... y mucho.


Perfiles hay de numerosos tipos en los entrenadores de minibásket: desde los que entrenan sus equipos como si fuera un equipo cadete, o junior (o incluso peor), a los que van a la esencia del juego. Porque el minibásket, en definitiva, es un juego, aunque a algunos niveles parezca otra cosa.

La Región de Murcia ha hecho gala de una intensidad superior a la de todos los equipos de su categoría. Ojo: había equipos muy trabajados... pero sin la intensidad de la murciana. Y este tipo de factores, en partidos igualados y con los nervios a flor de piel, te da un plus que no te ofrece ningún otro elemento, por muy entrenado que esté. Porque los fallos, que siempre se producen, son más llevables cuando debes seguir intenso. Tener como una de esas esencias del juego la intensidad es un grandísimo negocio.

Recuerdo a diario una cita de Ramón Jordana: "Cuando escuches decir: Con ese equipo yo también gano, sabrás que estás haciendo bien tu trabajo". En este caso, lo que he escuchado varias veces, a lo largo del Campeonato, es comentar que quizás no fuera la selección más talentosa de los últimos años... aunque a medida que pasaban los días quizás hubiera alguien que empezaba a cambiar de opinión por el extraordinario rendimiento de la misma. Puede que esté de acuerdo pero, ¿qué es el talento? 

He visto presionar con fe y perderla... para volver después a recuperarla. He visto perder balones incomprensibles y fallar bandejas fáciles... y sobreponerse anímicamente. He visto responder triples con otros triples a los 4 segundos, con la sangre fría de saber que de no estar acertado, se podría perder el partido. He visto ganar a un equipo con "menos talento", pero con una fe ciega en lo que hacía. Entonces... ¿qué queréis que os diga? Si otra de las esencias de este equipo no es el talento, sino la fe, tendré claro, a partir de ahora, qué es lo que prefiero. 

Intensidad y fe... Sí, parece que estas sean las esencias de una selección que será recordada mucho tiempo. Fácil, ¿no? Pues no, no lo es. Falta lo más importante de todo. Porque la intensidad tiene que ser inteligentemente entrenada y la fe constantemente infundida. Y para hacer esto, hace falta pensar en todos los detalles. ¿Cómo vamos a ser intensos? ¿En qué vamos a creer? Son preguntas básicas que a menudo son sustituidas por otras... O simplemente por una selección de contenidos a entrenar que convierten un juego en algo artificial... que convierten a un equipo en una serie de jugadores que hacen lo que les dicen, sí, pero que no creen en ello. Trabajazo del cuerpo técnico que ha conseguido esta maravilla, sin lugar a dudas.

Me ha llenado enormemente ver a un líder tranquilo. Uno de esos "mal conocidos"... que va abriendo los ojos no ya a los incrédulos, sino a todo el mundo: haciendo creer al que no creía e incluso al que no quería creer, y maravillando a su vez a los que ya creíamos en él.
 
Enhorabuena no ya por el ascenso y la victoria, que también, sino por algo mucho más importante: habéis conseguido que se reconozcan las esencias de un equipo y llevado la emoción a personas, quizá como yo, que habían perdido la ilusión. 

¿Enhorabuena? No. Qué va. Rectifico: muchas gracias de corazón.

4 comentarios:

  1. Se puede decir más alto, pero no más claro.

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  2. Enorme y fantástica tu crónica, Antonio, los que hemos tenido y tenemos la suerte de tratar con ese "mal conocido", nos sentimos felices y orgullosos de lo que él, su equipo técnico (Maria incluida) y esa generación de alevines, han conseguido, sobre todo recuperar ilusiones.

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    1. Muchas gracias. Efectivamente, es para sentirse feliz y orgulloso... sobre todo por el "cómo" más que por el "qué". Un abrazo.

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