viernes, 22 de marzo de 2013

Orgullo prudente

Orgullo
Siempre me han dicho que tengo una autoexigencia bastante alta. Puede que sea cierto. En más de una ocasión he pensado sobre lo difícil que me resulta sentirme verdaderamente feliz cuando me involucro en un proyecto. Sólo me veo cometer errores: de diseño, de planificación, de gestión, de ejecución... Quizá reflexione mucho más sobre los pequeños fracasos que sobre los éxitos... o simplemente sobre los pasos dados que suelen ser obligatorios para conseguir aquéllos. Sí, seguramente es cierto, pero es que siempre le he tenido cierto miedo a sentir orgullo sin merecérmelo...


A partir del sábado, la provincia de Cádiz se inundará de los mejores jugadores de baloncesto de 10 a 14 años, aproximadamente, de cada Comunidad Autónoma, Ceuta y Melilla. Sin duda una ocasión extraordinaria para niños y niñas, tan iguales y tan diferentes, de todos los puntos de España. Para algunos será un orgullo representar a su tierra. Para otros, será un orgullo ver que su Club está representado. Yo me alegro, básicamente, por la experiencia que vivirán todos esos jugadores.

CB Puerto RealCuando empecé a entrenar en Puerto Real a finales de agosto del año pasado, no habían pasado muchas semanas cuando les comenté a las jugadoras que debían enriquecerse de tantos entrenadores como fuera posible. No tardamos demasiado en organizar una sesión de tecnificación donde contamos con la presencia de Carlos Yeray Lobato, sin duda alguna de los mejores entrenadores de Andalucía. Poco después participaron en la primera sesión de las I Jornadas de Tecnificación Infantiles organizadas por la FAB Cádiz y que dirigió el seleccionador andaluz infantil femenino Ángel Carmona, al que le deseo toda la suerte del mundo en el Campeonato. En definitiva, se promovió que las jugadoras tuvieran más experiencias porque entiendo que es lo más positivo para ellas, tanto desde el punto de vista de ser dirigidas por un entrenador diferente, como por oponerse a compañeras a las que no se suelen enfrentar. Lamentablemente, a veces se ven "fantasmas" en estas sesiones... Quizá por una cuestión también de orgullo... o quizás por inseguridad.

Hace poco estuve hablando con la gente de mi Club. Somos un Club pequeño... pero eso no significa que no podamos ser el mejor Club. Ahora habrá que definir qué es ser el mejor. Pero yo voy más allá: quiero que mi Club sea el mejor desde nuestro punto de vista. El de los demás, sinceramente y visto lo visto,  nos debería dar absolutamente igual.

La FEB tuiteó hace poco que 6 de los 12 medallistas en Londres habían pasado por los Campeonatos mini... Yo voy a más: el programa funciona no solamente porque lleguen los medallistas. Para llegar a los 12 mejores de España hacen falta todos y cada uno de los chicos, de cada parte de España, que juegan al baloncesto. Seguramente nuestro "mejor jugador" no lo sería sin la oposición adecuada del resto de compañeros. Quizás sin el nivel medio alto de los rivales, ese jugador no mostraría mayores desempeños ni llegaría a su selección provincial o autonómica. Puede que sin ese jugador, los chicos de otras comunidades no dieran lo mejor de sí mismos... Al final, en la selección española están los mejores, pero gracias a todos los que van a entrenar cada día y hacen todo lo posible por mejorar, cada uno en la medida de sus posibilidades... Así que no les falta razón a aquellos dirigentes que, cuando hablan del éxito de la selección española, comentan que es un éxito de todos. Lo es.
cadena

En este sentido, si no participamos en los programas de selecciones directamente, creo que deberíamos pensar cuál debería ser nuestro trabajo desde los clubes para contribuir a esta cadena... En realidad, es una cadena lógica, pues supongo que todo Club quiere lo mejor para cada uno de sus jugadores y jugadoras y claro, lo mejor para todos ellos lo decide el Club.  

Sin embargo, esta línea de pensamiento que parece tan clara y evidente muchas veces se resume en que lo mejor para el jugador es lo que se decida que es lo mejor para el Club, y no al revés. Y por desgracia, también esto degenera en un "lo mejor para el jugador es lo mejor para el equipo". El final de la historia ya os lo podéis imaginar: "lo mejor para el jugador es lo que sea lo mejor para mí...". Una frase que quizá se diga o solamente se piense. Discutible en ambos casos.

Yo no sé muy bien qué pensar sobre esto, pero seguiré con mi dinámica del orgullo prudente, pensando que me debo a todas las jugadoras que entreno, creyendo firmemente en que todas y cada una de ellas son verdaderamente importantes e intentando no caer en la publicidad engañosa de mi actividad como entrenador, sino en el trabajo serio y el respeto por cada persona que, por suerte o por desgracia, tiene que disfrutar o sufrirme como tal. 

4 comentarios:

  1. Te leo de vez en cuando, hay cosas en las que podré estar más o menos de acuerdo, pero lo de trabajar para tod@s los jugadores que entreno me ha llegado y me ha parecido la mejor entrada hasta ahora. Enhorabuena y un saludo.
    Juanpe

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  2. "Que así sea", y creo que si tu nivel de auto-exigencia te lo permitiese, yo, le quitaría el apellido "prudente" y lo dejaría simplemente en ORGULLO, si con mayúsculas, pues el camino no es otro que ese que describes, todos los eslabones de la cadena son fundamentales, y el trabajo serio y el respeto por cada persona, básicos.

    Gracias por el articulo.

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