domingo, 7 de octubre de 2012

Caramelo dulce o manzana envenenada

Aquí en la provincia de Cádiz, en todas las ligas "no senior" a partir de minibásket, hay un caramelo muy dulce en las ligas "A": la clasificación para el Campeonato de Andalucía, al que normalmente van los dos primeros clasificados. Un caramelo muy dulce, o una manzana envenenada.
 
Creo que es un caramelo dulce cuando un equipo se clasifica para el mismo como fruto de un trabajo colectivo, pero es una manzana envenenada si convertimos ese Campeonato en el objetivo.
 
Esto último es francamente peligroso porque enunciar objetivos en términos de resultado nos dirige a planificar y entrenar en función de ellos, es decir: trabajo para ganar partidos y poder ir al Campeonato, y haré todo lo que tenga que hacer para llegar hasta él. Esto nos lleva a separar drásticamente el éxito del fracaso... y no olvidemos que fracasar es mucho más fácil que tener éxito, simplemente por las plazas que dan acceso al mismo.

Además, una de las medidas para ganar que creo que se suele utilizar con más frecuencia ya la comenté en el post anterior: dar la responsabilidad absoluta, normalmente del juego ofensivo, a un número muy limitado de jugadoras (cuando no a una). La responsabilidad y los minutos. Un método, cuando menos, discutible. Un efecto más del veneno de esa manzana, que hace que el progreso de unas pocas sea mayor que el de la mayoría. Pero claro, en estos casos en el curriculum del míster sólo figura un Campeonato de Andalucía, no el nivel alcanzado por las jugadoras, física, técnica, táctica y psicológicamente. Y con esto último me refiero a que, si nunca te han dado confianza, quizás no la tengas. Parece lógico. Por consiguiente, lo que decía: menos nivel en todos los aspectos.

Quizá en otro orden de cosas, tengo que decir que este mediodía he podido disfrutar de un partido muy entretenido y disputado. He acompañado a las junior de mi club, el CB Puerto Real, en el primer partido de liga contra el CD Gymnástica Portuense, club en el que pasé los dos primeros años entrenando en Cádiz, antes del paréntesis del año pasado. Me ha alegrado ver a dos jugadoras que entrené el primer año, cuando eran infantiles. Guardo un gran recuerdo de aquel equipo.

El CB Puerto Real espectacular: después de ir perdiendo hasta por 15 puntos, hemos ganado por 2 con canasta prácticamente en el último segundo. En ocasiones el juego ha estado trabado, ha sido lento y su presión nos ha creado muchos problemas, pero todo esto se ha ido solucionando conforme han ido pasando los minutos, mostrando un coraje increíble que las ha llevado a remontar un partido que algunos ya celebraban en la grada, y con cierta razón, pues Gymnástica ha tenido minutos brillantes.

Estamos trabajando para que las chicas aprendan a pensar, que jueguen por conceptos... y esto es muy complicado y lento al principio, pero sin duda defendemos que éste va a ser el mejor método para que todas mejoren. Nuestro objetivo es de rendimiento, no de resultado. Trabajamos para que todas alcancen un mayor rendimiento en su juego y que esta mejora individual sea la base de una mejora colectiva, y trabajamos así para que puedan jugar a baloncesto tantos años como ellas quieran. Hoy han tenido éxito, más allá de que el último lanzamiento haya entrado o no, y deberían ser conscientes de ello. Un gran paso para una generación que puede que se haya comido alguna manzana envenenada.







 
 
 

2 comentarios:

  1. ¡Y cuanto cuesta sacar el veneno cuando ya ha hecho efecto! Y si consideramos que marcado EL OBJETIVO de ganar genera dos grupos, ambos se ven perjudicados a largo plazo:
    - Las que no contaban generan falta de confianza, miedo a tomar responsabilidades e incluso se llega a perder las ganas a trabajar, pues los esfuerzos pasados no fueron premiados por el simple hecho de no alcanzar el rendimiento de otras compañeras.
    - Por otro lado, las jugadores que tenían el papel protagonista, cuando se encuentran en situaciones adversas y complicadas, y no son capaces de hacerlas frente o simplemente no tienen las herramientas adecuadas para ello, sufren verdaderos momentos de impotencia y frustración que las llevan a tener miedo al fracaso o al ridículo, por no poder rendir a los niveles de años anteriores. En una situación normal, si el resto de compañeras hubiesen progresado de forma equitativa, las responsabilidades se reparten y no se crean esas situaciones de estrés.

    Todo esto puede llevar a una situación aun más grave, y es que las jugadores, siendo adolescentes, pierdan el amor por el juego....y eso sería, en mi opinión, una verdadera falta de responsabilidad por parte de los instructores.

    Como la vida no es un cuento, los problemas que podamos encontrarnos no se solucionan tan fácilmente como recibiendo el beso del príncipe azul. Sin embargo, hay otras formas de hacerlo que no son tan fáciles, pero la satisfacción y el orgullo de esforzarse y trabajar para ello es lo que hace tan bonito este deporte.

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    1. Espectacular el comentario. No podemos estar más de acuerdo. Un abrazo y gracias por comentar!

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